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La sexualidad está en el centro del debate sobre la evolución de las mujeres. Todo parece indicar que el orgasmo ya no esconde secretos, que las mujeres guapas y sensuales disponen de sus fantasías como lo desean…

Pero las creencias que circulan no siempre se ajustan a la realidad; por eso, el psiquiatra y sexólogo Philippe Brenot quiso darle la palabra a 3.400 mujeres, que respondieron a un cuestionario compuesto de 187 preguntas. Sus respuestas han permitido conocer más sobre la sexualidad femenina.

Libertad sexual y de expresión

La liberación sexual no data de hoy, sino que viene evolucionando desde los años cincuenta. La encuesta confeccionada por Brenot y su equipo del Observatorio de la pareja de Francia revela que la mujer del siglo XXI es más libre. Esto se deduce de su manera de pensar, hablar y comportarse.

La imagen que la mujer tiene de sí misma ha mejorado: el 69% de las encuestadas cree que es guapa y sensual. Una “novedad”, asegura el psiquiatra. Sólo 1/3 de ellas se pregunta, en la consulta del sexólogo, si son normales. Cada vez más, las mujeres aceptan su cuerpo.

Expresarse también es más frecuente. Las mujeres hablan más libremente sobre los deseos que sienten por un hombre y también sobre los detalles secretos de su vida íntima. Y esto no es algo anodino.

La masturbación ya no es tabú

El autoerotismo ocupa un lugar central en la plenitud sexual de la mujer. El mensaje es claro: conocerse mejor abre caminos insospechados. Más del 68% afirmó practicar la masturbación y sólo el 10% confesó sentirse culpable por ello. Un 25% de las encuestadas la practica regularmente, a razón de una vez por día.

Aunque sea un ejercicio solitario que tiene lugar fuera de la pareja, masturbarse permite conocerse mejor y alimentar las fantasías, lo que aumenta el placer. La masturbación femenina adopta la forma de ritual, es menos pulsional que la de los hombres, asegura Brenot.

“La mujer prefiere la estimulación manual del clítoris y la excitación mediante las fantasías, mientras que para la mayoría de los hombres la fuente de excitación es la pornografía”, detalla el experto.

Pero la masturbación, aunque parte esencial de la sexualidad, no está exenta de “peligros”. Llegar al orgasmo de manera automática mediante la masturbación puede impedir alcanzarlo en pareja de otro modo. Brenot explica que “la ritualización del orgasmo clitoriano puede provocar que otro tipo de estimulación, incluso el coito, produzca incomodidad. De ahí la importancia de desarrollar la sexualidad tanto en solitario como en pareja”.

Hombres y mujeres: una asimetría sexual

Las cifras están ahí y revelan la existencia de un desacuerdo sexual. Un 76% de los hombres afirma haber tenido un orgasmo durante la primera relación, contra un 6% de las mujeres; realidad que les produce mucha culpa.

El 40% de las encuestadas sintió decepción tras su primera relación. La pérdida de la virginidad es otro aspecto que hombres y mujeres perciben de manera diferente, ¡y es sólo el inicio de un largo malentendido! A esta primera vez le siguen muchas otras y las cifras son elocuentes.

Un 90% de los hombres llega al orgasmo en cada relación, mientras que sólo un 16% de las mujeres lo consigue. Y respecto al famoso orgasmo coital, ése del que tanto se habla, sólo una de cada cinco mujeres lo experimenta. Una revelación que conlleva un verdadero cuestionamiento, ¿qué pasa con el goce poliforme del que supuestamente está dotada la mujer? ¿Por qué no disfruta más? Pareciera que todos los elementos que permiten tal goce no siempre están presentes…

La cara oscura de la sexualidad femenina

“La vulnerabilidad es uno de los grandes componentes de la sexualidad femenina”, explica Brenot. A la pregunta: “¿Has experimentado emociones negativas intensas durante las relaciones sexuales?”, un 49% de las mujeres respondió sí, contra un 5% de los hombres. Las emociones que admiten haber tenido son vergüenza, miedo, angustia… Las cifras han conmocionado al psiquiatra, que opina pueden tener que ver “con una posición de fragilidad de la mujer en el plano de la intimidad”. “Muchas se sienten obligadas a aceptar comportamientos que rompen su intimidad corporal o su identidad”, apostilla.

Las consecuencias de estas conductas forzadas son depresión, desprecio por su propio cuerpo, rechazo de la sexualidad, etc., problemas que no siempre se resuelven con el paso del tiempo. Brenot concluye: “Lo que es terrible es que los hombres no sean conscientes”.

La libertad, aún por explorar

En conclusión: la mujer ha adquirido una libertad considerable, tanto en relación con su cuerpo como con su espíritu. Sin embargo, en el seno de la pareja aún se presentan desafíos. “La paradoja viene del hecho de que existe una liberación de la sexualidad femenina pero, al mismo tiempo, un freno que le impide vivirla dentro de la pareja”, afirma el experto.

Hay una suerte de nueva dominación masculina. En pareja, la mujer intenta acercarse al deseo de su compañero para no disgustarle, pero al hacerlo se impone una sumisión tácita. Ahora bien, la sexualidad femenina es menos mecánica que la del hombre, lo que cuestiona fundamentalmente los resortes del deseo, el acceso al placer y, claro está, al orgasmo. La ecuación aún debe resolverse y presenta dificultades.

 

 

 

 

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Fuente: TendenciasYahoo