You are currently viewing ¿A qué esperas? ¿A rendirte a la frustración de no conseguir parecerte a esa belleza que te han impuesto?

¿A que se acabe cruzando uno en tu vida que crea que quererte es “poderte”? ¿A asumir que vas a acabar haciendo tú la mayor parte del trabajo en casa? ¿A enterarte de que ganas menos que tus compañeros? ¿A que te obliguen a parir, a abortar, a reproducirte, a cuidar cuándo y cómo tú no quieras? ¿A rendirte a la frustración de no conseguir parecerte a esa belleza que te han impuesto? ¿A entender que nunca vas a ser como “ellas”?

Porque lo vas a acabar haciendo, todas lo sabemos. Cuando descubras que no es lo mismo hacerte mayor, ser promiscua, tener criaturas, estar en paro, tener trabajo, ser pobre, ser lista, comer coños, tomar drogas, salir de juerga, tener depresión, ser campesina, ser negra, estar contenta, querer sexo, no quererlo, tener un cuerpo, hacer deporte, ser soltera, tener pareja, tener celos, beber, comer, pensar, follar, llorar, gritar, sonreír, esperar, desear… si eres una mujer.

Porque si eres una mujer, un día, vas a acabar descubriendo que vives en un mundo de hombres. Que el mercado laboral, la sanidad, los bares, los estadios, los gimnasios, los libros, los discos, los bancos, los teatros, las aulas, los despachos, las noches, los descansos, las comisarías, los medicamentos, los disfraces, los coches, y los síntomas del infarto, todo, está hecho para ellos. Porque ellos tienen los privilegios. No porque sean unos cabrones, sino porque nacen con ellos.

Y tú, un día, vas a reconocer, que hace tiempo que lo vienes intuyendo. Que hace tiempo que no aguantas esperar, asentir, sonreír, callar, aguantar. Que estás harta de que tu tiempo valga menos que el de los otros, que tus deseos no se atrevan ni a ser descubiertos, de que tu voz siempre cuente menos, de escuchar opiniones que no has pedido sobre tu cuerpo, de esperar a que te digan lo que opinas, de buscar su refrendo, de ver el mundo desde unos ojos que te quedan estrechos.

Y, entonces, ese día, nos entenderás. Y entenderás que ser feminista es –simplemente- pedir la libertad de hacer lo que quieras con tu vida y con tu cuerpo. Y lo difícil que nos pone el patriarcado –simplemente- hacerlo. Y cuántas somos, y cuántas –cada vez más- seremos… Tantas que algún día ya no se atreverán a hacerlo…

Autora:
Irantzu Varela: columna original
Faktoria Lila
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