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A Amelia Torres, una crespa adorable, al nacer su segunda hija, Leslie, le dijeron que la bautizara cuanto antes pues debía esperar lo peor. En un descuidado y público pasillo los doctores le comenzaron a hablar  del síndrome de Hallermann – Streiff, una  rara mutación genética que afecta a los seres humanos. Esta enfermedad junto a una hipoacusia severa  y a la facies de pájaro, condenarían a la recién nacida no solo a una  malformación esquelética múltiple y otras dolencias sino que terminarían con su vida en forma lenta y dolorosa pero segura.En ese entonces, cuando todo olía a muerte y tragedia era diciembre de 1982. Hoy Leslie tiene 29 años y con su sonrisa muestra que las ganas de vivir y el trabajo esforzado de su madre son más grandes y fuertes que cualquier diagnostico clínico.

Si en esa ocasión, la Amelia se hubiese rendido ante el diagnostico de los médicos y no se hubiese paseado con su guagua de hospital en hospital hasta finalmente llegar a la Teleton, luego tendría que haberse rendido ante cada una de las adversidades que la vida le iba presentando, y si alguien sabe de adversidades que llegan una y otra vez a tocar la puerta es precisamente la Amelia, la crespa adorable.

Aperrada. Líder. Una gran mujer. Esas son las palabras que la definen perfectamente. Esposa, mamá, funcionaria de la Municipalidad de Cerrillos y dirigente vecinal. Ni idea cómo se reparte el tiempo. La verdad….un misterio.

Tiene cincuenta y un años y lleva treinta y tres de casada con el Pato.  Tres hijas y cuatro nietas conforman su familia. Estudió la básica la en la Escuela 505 de la Villa México, la media en Liceo 16 de Estación Central y….ahí vino su primer gran cambio. Estaba recién en segundo medio cuando supo que estaba embarazada. Su vida cambió por completo. Dejar el colegio fue una experiencia difícil, pero como tantas otras que tuvo en la vida y de las cuales salió victoriosa. Finalmente cursó tercero y cuarto medio en Chilecalifica….. después de 29 años y un esfuerzo enorme….terminó todo.

Su propia historia de dolor la conecto con el dolor de otros, y así fue que comenzó una vocación de servicio que la llevó a convertirse en dirigente vecinal y luego a poner sus dotes al servicio de la comunidad trabajando para la Municipalidad de Cerrillos donde hoy su cargo es Encargada de seguros y subsidios de cesantía, capacitación y fomento productivo. Lo que en palabras simples se traduce en algo así como una hada madrina de las personas que buscan trabajo.

Trabaja como hormiguita para procurarse el bien propio y de los suyos, como todos los chilenos, pero sus opciones se vuelven casi heroicas cuando también trabaja para el bien de sus vecinos y prójimos. En sectores populares existe un dicho muy bonito para referirse a fulano de tal o zutano y mengano; le laman “cualquier hijo de vecino”. Pues cualquier hijo de vecino podría ser el hijo propio. Esta filosofía de vida es la que la hace trabajar día a día para llevar a sus vecinos posibilidades de vivir mejor.

Amelia es una mujer que lo da todo, pero todo por sus vecinos. Es la Presidenta de la Junta de Vecinos “Así me gusta Cerrillos” de la Raúl Silva Henríquez, segunda etapa en Cerrillos. Ha sacado adelante diversos proyectos y es de las pocas mujeres que se atreve a hablarle claro y fuerte al alcalde. A ella no le vienen con cuentos…no no no….Trabaja y trabaja como hormiguita hasta que consigue lo que quiere. Lleva veintinueve años como dirigente. ¿Su mayor logro?  Desde 1999 hasta el 2002 fue la Presidenta de la Unión Comunal de Comités de Allegados. Su lucha era clara: el sueño de la casa propia.

Luego de años trabajando, luego de años ahorrando ella y los comités formados, luego de contar cada peso para lograr el sueño americano ese de la casa propia, el comité al que ella pertenecía se desarma y junto con ello se destruye el sueño de poder decir “los invito a mi casa” recalcando con placer y orgullo la palabra mí. Las gestiones que por años realizó llegan a buen puerto pero no para ella. Todos reciben su casa salvo la Amelia y su comité. Pues a último momento un integrante no cumplió con lo debido y todo el grupo cayó; así funciona.

Una vez más le llovía sobre mojado, pero no se detendría ni se la tomaría contra la vida. Sentía la felicidad de que había hecho todo lo posible y con sus propias manos para sacar de la pobreza a su gente querida.

Pasó el tiempo y la vida le entregó un respiro. La posibilidad de optar a una casa a través de un método alternativo, inmediato y seguro se le presentó; lo único que debía hacer era decir que sí.  El problema era que la posibilidad corría solo para ella. ¿De qué sirve luchar por las cosas si luego estas mismas cosas nos harán traicionarnos?, se preguntó. O casas para todos o para nadie.

La misma vida que le hacia las cosas difíciles, ahora le reconocía su nobleza. La historia se había regado y su sorpresa fue grande cuando en la celebración del día de la mujer del año 2002 se le informó que recibiría una vivienda de reserva ministerial. Tantas reuniones, buenos y malos ratos, tantos años, tantos sueños, tanta dedicación….al fin era reconocida. Lo logró. Había casas para todos. Ella, con su trabajo, había devuelto la dignidad a tantos vecinos que parecían ya olvidar esa palabra.

Hoy tiene su departamento….lindo…acogedor…. lugar de encuentros, de vinos compartidos, de sonrisas y sueños….de conversaciones casi interminables….un lugar repleto de la belleza que solo el amor sincero puede entregar….

Si Chile tuviera más mujeres como ella….probablemente sería otro Chile….mucho más cercano a ese Chile humano, igualitario, educado y generoso que tantos soñamos.

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Carolina Guida H, Periodista Universidad de los Andes, encargada del área de Comunicaciones de la Fundación Chile Unido y del espacio de Reencuentros Familiares del matinal de Canal 13. Pertenece a Comunidad Mujer, donde se interioriza en temas de microemprendimiento femenino. Escribirá cada 15 días acerca de mujeres que con esfuerzo, hoy, han alcanzado sus metas.