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El mercado está inundado de libros para enseñar a decir que “no”. Seguro todavía te escuchas diciendo que sí cuando no es eso lo que quieres decir. Queremos ser tan educadas, complacientes, amorosas, y necesarias que tenemos el sí en los labios. Mira lo que pasa cuando no sabes decir que no:

1.- No tienes tiempo ni para respirar, claro, tampoco para ti.

2.- Te ves haciendo malabares con tu energía, al costo de ti misma y de tu salud.

3.- Lo que empiezas haciendo como favor, luego te lo exigen como obligación, empezando por tu familia.

4.- Cuando estás exhausta y dices que no, te miran como si fueras vil y perversa. Sobre todo, no recuerdan todas las veces que dijiste que sí. Quizás hasta pierdas la relación o te amenazan con lo mismo (claro, ya no eres útil) o al menos se enojan y te causan más estrés.

5.- Aunque la mayor parte de las veces ayudas porque eres generosa, la gratitud y el reconocimiento no están de más. No te dan ni las gracias.

6.- Tal vez le encuentren defectos a lo que hiciste por ayudar.
Si te atreves a decir que no, te exigen un sinfín de explicaciones para tu “no” y te discuten tus razones, como si no fueran válidas. Te llegas a sentir acorralada y miserable.

7.- Pierdes de perspectiva tus prioridades: tú y todo lo tuyo (tu persona, tu trabajo, tus intereses, tu tranquilidad, tu salud, tu tiempo, tu energía, tus asuntos por resolver, tu familia).

8.- Estás susceptible a que te manipulen y te utilicen, en vez de tener relaciones recíprocas contigo.

9.- Te haces cargo de asuntos y problemas que no son tuyos y les quitas responsabilidades a los demás.

10.- Te arriesgas a aceptar hacer algo que tal vez no puedas cumplir.

Ya basta. La próxima vez que te pidan hacer algo que no quieras o no puedas hacer (o ambas),

1.- Di “no”, simplemente.

2.- Sé respetuosa, pero firme.

3.- No ofrezcas explicaciones. Si te las piden y las quieres dar, sé breve y honesta.

4.- No caigas en el juego de la persuasión.

5.- No te disculpes.

6.- No permitas que pretendan hacerte sentir culpable.

7.- Repite el “no” todas las veces que sea necesario.

8.- Si es un asunto en lo que te gustaría ayudar, pero no sacrificando tu tiempo o tu energía, pon tus propias condiciones. Si te las aceptan, entonces puedes decir que sí.

9.- No crees en los demás la confusión de decir “sí” cuando quieres decir “no” porque cuando digas “no” va a interpretar que estás diciendo “sí”. Respeta y da a respetar tu tiempo, tus palabras y tus decisiones.

mujer

 

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Fuente: Huffingtonpost