¡¡Comer Muy Rápido!!

El problema:

Las personas que comen muy rápido y hasta que se sienten llenas multiplican por tres el riesgo de sobrepeso. Este vínculo se explica en parte por la sensación de saciedad, que tarda entre 20 y 25 minutos en llegar del estómago al cerebro. Por ello, cuando se come rápido, se tiene hambre incluso tras ingerir suficiente alimento como para estar satisfecho. Además, al comer de ese modo, se traga más aire, lo que explica en parte la hinchazón abdominal. Al no masticarse lo suficiente, los alimentos ricos en carbohidratos que requieren mezclarse con la saliva para predigerirse (por acción de las enzimas salivares) llegan casi intactos al intestino y su digestión provoca fermentaciones que se traducen en indeseables gases.

Las soluciones:

Comenzar la comida con ensaladas o tostar el pan son algunas propuestas que obligan a masticar los alimentos. Comer con palillos ayuda a comer más despacio y mejora la digestión, al tiempo que a menudo se come menos porque se percibe antes la sensación de saciedad. Servirse los platos por separado ayuda a tomar conciencia de la necesidad de comer más despacio.