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Sí, da un poco de nervio solo con imaginarlo. Algunas culturas lo tienen muy internalizado pero no es una práctica común entre la gran mayoría de las mujeres. Sin embargo, un número cada vez mayor de madres estadounidenses se comen su placenta después del parto, con la esperanza de que así producirán más leche o sufrirán menos depresión posparto.

La práctica de comerla, llamada “placentofagia”, atrae a mujeres alentadas por las virtudes curativas que dicen que tiene ya que es rica en hormonas y nutrientes, afirman.

Algunas la cocinan al horno y preparan con ella lasañas, tacos o incluso trufas de chocolate. Pero la mayoría la consume en cápsulas.

Por 270 dólares, Claudia Booker, una partera de 65 años con el pelo rapado y las orejas tatuadas, seca y encapsula la placenta de sus pacientes en Estados Unidos.

“Las cápsulas estimulan la liberación de prolactina responsable de la producción de leche”, afirma Claudia Booker, mientras prepara placenta en el fregadero de su cocina en Washington.

La limpia, la presiona para exprimir la mayor cantidad posible de sangre y luego la dispone en una simple cesta de vapor, como las que usan los acupunturistas.

Según ella, durante este período en el que las madres pueden sentir fatiga extrema o depresión, estas cápsulas “participan en la estabilización de los niveles sanguíneos y hormonales”.

Tras una hora al fuego, Booker corta la placenta en trozos que coloca en un deshidratador durante una noche, luego muele las tiras secas en un molinillo de café y, con el polvo marrón que obtiene, rellena decenas de grageas.

Pero, si bien la ciencia reconoce los beneficios hormonales y nutritivos de la placenta en el útero, no existe ningún estudio científico exitoso que demuestre los beneficios de la placentofagia entre los humanos, destaca Daniel Benyshek, antropólogo de Salud de la Universidad de Nevada.

Las mujeres que realizan esta práctica suelen calificar la experiencia como positiva, pero si no se hacen tales sondeos junto a un grupo de control, tampoco son científicamente válidos, porque las madres que comen su placenta están predispuestas a notar sus supuestos beneficios.

La placentofagia es una práctica que algunos famosos de Hollywood valoran. Actores como January Jones (Emma Frost en “X-Men: First Class”) y la modelo Holly Madison han expresado los supuestos beneficios de consumir la placenta después del parto. Cuando tuvo a su hijo en 2011, Jones le dijo a la revista People: “La placenta se deshidrata y la vuelven vitaminas. Tenía muchas dudas, pero somos los únicos mamíferos que no lo hacen. No es brujería. ¡Se lo recomiendo a todas las mamás!”.

En 2008, el actor Matthew McConaughey guardó la placenta tras el nacimiento de su hijo y le dijo a CNN: “Va a estar con las orquídeas y producirá frutas maravillosas. Cuando estuve en Australia tenían un árbol de placenta (…) y allí enterraban todas las placentas de la tribu. Ese árbol era el más saludable, grande y alto de todos”.

Les dejamos un interesante vídeo.

 

Foto de: www.fucsia.co