You are currently viewing Conoce la terrible carta de una joven a su padre que abusaba de ella

El abuso sexual a menores es un tema recurrente en todos los países, pero muchas veces se desconocen las cifras reales por el simple hecho que muchos niños callan la experiencia traumática que vivieron. Por miedo o verguenza, guardan en su interior una terrible agresión que los marcará de por vida, pero hay algunos que sí alzan la voz para mostrarle al mundo la realidad de este tema. Eso fue lo que hizo Micaela, una joven argentina de sólo 17 años que experimentó hace 12 el constante abuso sexual de su padre.

12938256_649045688577562_4166575259971538873_n
Imagen: Por una infancia sin dolor.

Como los niños no tienen maldad en ellos y son inocentes, es fácil que caigan en las redes de personas que quieren hacerles daño. Mediante juegos y muñecos, él fue acercándose a ella lentamente hasta cumplir con su horrible objetivo.

Micaela no aguantó más la presión de esconder un terrible secreto y decidió contar en su colegio lo que le ha pasado desde hace años. Inmediatamente le abrieron los brazos y le entregaron apoyo, además de condenar y denunciar este hecho. Los aplausos por su valentía lograron que el “asesino de almas” (como ella lo llama), fuese conocido no sólo en Argentina, sino que en todo el mundo.

12246909_639009089581222_7606207363541798214_n
Imagen: Por una infancia sin dolor.

Micaela tuvo el coraje y valor de publicar en las redes sociales la carta que le escribió a su agresor, así todos podrían conocer una terrible realidad que pasa en todo el mundo: los niños pueden silenciar por años un abuso sexual. Para darles un aliento de esperanza y un empujoncito, la subió a internet. No sólo quiso que todos la leyeran, también pretendía que su padre la viera mientras es denunciado. Esto es lo que ella escribió:

“Para los que no me conocen: me llamo Micaela, tengo 17 años y soy de Argentina, Buenos Aires. Como muchos de ustedes soy también una sobreviviente de abuso sexual infantil por parte de mi padre, empezó cuando tenía 4 años más o menos, con algo tan inocente como es un oso de peluche. Él tenía un gorila de peluche y yo una osita y me decía que eran novios y que él me iba a enseñar cómo había que jugar, Chicho se llamaba el gorila y Corazón mi osita. Era chiquita pero me acuerdo.

Tiré mil veces a Chicho con la esperanza de que ahí todo iba a terminar, era tan inocente…

Hasta el año pasado no había hecho público todo esto, tenía miedo de que me juzgaran, no sé… ahora ya no. Hace un tiempo una persona me dijo que con mis cartelitos o hablando del tema no ayudaba en nada, tal vez tenga razón pero ¿saben qué? con 17 años no puedo ayudar como quisiera, solo puedo decirles a todos los sobrevivientes que NO se callen, me costó mucho entenderlo pero nosotros no tuvimos la culpa y la vergüenza la tiene que tener nuestro abusador/a, no nosotros. Por eso doy la cara y les digo a todos ustedes que si saben de algo no miren para otro lado!
Voy a estar eternamente agradecida con mi colegio por haber denunciado, el único que supo e hizo algo.”

Esta carta fue publicada en el sitio web de Micaela que se llama “Por una infancia sin dolor“, donde tiene más de 55 mil seguidores que leen lo que ella escribe: poemas, cartas y frases sobre cómo se siente por haber sido abusada. Ella está decidida a esparcir la voz y mostrar las repercusiones que siente hoy: depresión y ansiedad que debe tratar con medicamentos.

Screen shot 2016-04-13 at 10
Imagen: Por una infancia sin dolor.

Este es un claro ejemplo de sus publicaciones, aquí hay una sobre su padre:

Screen shot 2016-04-13 at 10

Screen shot 2016-04-13 at 101
Imagen: Por una infancia sin dolor.

Sin duda es una historia terrible, pero vale la pena conocer estos casos para que todas estemos atentas ante este macabro tema que es el abuso sexual infantil. Mientras todos nos unamos para cuidar y velar a los pequeños, el futuro del mundo se verá más prometedor. Si crees que un niño está escondiendo algo, pregúntale. Nunca está demás tener una conversación con ellos.

Por: Catalina Grez M.

Imagen: Por una infancia sin dolor.