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Es común que veamos en titulares de revistas lo importante de una alimentación sana y equilibrada especificando en que consiste, pese a esto, debemos tener claro que no existe un tipo de dieta estándar que sea idónea para cada individuo y que sostenga los mismos beneficios para todos. Podemos encontrar pautas alimentarias o consejos que pueden servir como guías, no obstante, una adecuada alimentación se basa  en las particularidades físicas, mentales y espirituales de cada uno de nosotros.

Sin embargo se puede asegurar que existen sustancias  perjudiciales para todos por igual y que paradójicamente están más a nuestro alcance que los productos naturales, nos referimos a los snack, comida chatarra, bebidas, azúcar refinada entre toda la gama de productos industrializados que lejos están de considerarse alimento.   

Muchos científicos postulan a la idea que si la industria de la alimentación hubiera existido desde el principio de la humanidad en el Planeta, seguramente no hubiéramos sobrevivido. Hoy en día tenemos la suerte de que la medicina “parchea” los desastres de nuestra alimentación lo que nos permite prolongar nuestra existencia pero ¿En dónde hemos dejado el concepto de alimento como medicina de Hipocrátes (padre de la medicina occidental)?.

Es así como cada día es más difícil que nuestro cuerpo encuentre su propio equilibrio por si solo y debemos recurrir a un profesional como si la naturaleza no nos hubiese dotado de la sabiduría de cómo sobrevivir y alimentarnos.

Como nutricionista me he propuesto acercar a través de cambios en la alimentación al hombre con su esencia y naturaleza.

 Uno de mis grandes objetivos como profesional es que cada uno de nosotros logre volver a la alimentación instintiva, en donde es el cuerpo el que nos indica que necesita y son  los sabores que este nos pide el reflejo exacto de lo que cada célula solicita, lo que como seres integrales requerimos para vivir en armonía.

CONSEJOS PRÁCTICOS:

ALGUNOS CONSEJOS:

* Nuestra comida debe ser sabrosa y fácil de digerir.

* Debemos consumir una cantidad adecuada de alimentos, ni muy poco ni demasiado.

* No comer hasta llenarse, sino que quedar con la sensación de que estamos satisfechos, sin embargo podríamos comer  algo más.

* Comer en los horarios más regulares posibles.

* Debemos de comer en un ambiente placentero, de lo contrario hasta la comida más naturista nos producirá indigestión.

* Evitar comer cuando estamos tristes o enojados.

* Siempre comer sentado.

* No hablar mientras masticamos.

* Comer lentamente, sin alargar el proceso  exageradamente.

* Beber agua tibia mientras comemos, no fría.

* Nuestra comida debe complacer todos nuestros sentidos, la vista, el olfato y por supuesto el gusto.

* Agradecer por el alimento que recibimos. La gratitud es un reconocimiento de ese vínculo con el alimento e inicia una actitud positiva para digerir nuestro alimento.

* Conectarnos con el alimento de modo que seamos nosotros quienes decidamos si tal alimento es beneficioso o no para mi cuerpo.

Éstos son algunos consejos generales, no nos sintamos culpables si no los seguimos cabalmente durante la semana, tratemos de asimilarlos gradualmente según sea nuestra disposición e interés.

Pamela Barrientos

Nutricionista

www.nutricioncuerpoyalma.cl