Acabo de experimentar una experiencia realmente terrorífica. El martes mi Macbook Air, de 3 años de edad, dejó de existir. Así, sin previo aviso, sin siquiera una pequeña señal que me permitiera anticiparme, la vida de la manzana había llegado a su fin.
El hardware, es decir, el aparto mismo, para mí era lo de menos. Lo que me tenía realmente mal era pensar en todas las cosas valiosas, especialmente las fotos, que residían en el computador.
Mientras, daba gracias a los seres celestiales por hacerme precavida y por haber tenido la ocurrencia, hace ya un año, de hacerme una cuenta en Dropbox (www.dropbox.com), que me permite respaldar mi información en la “nube” (concepto que suena medio existencial, pero que en concreto no es más, ni menos, que servidores virtuales para almacenamiento).
Aún así, perdí varias cosas. Y mientras iba asumiendo la pérdida (haciendo mi duelo), chequeando qué cosas estaban respaldadas y cuáles no, me acordé de Los Venegas.
Tal cual. Hace unos años, salió la noticia que la casa del ex alcalde de La Florida, Jorge Gajardo, y Silvia Carrasco se había quemado entera. Y me quedó grabada la declaración de “la Silvita”, que decía algo así como que la casa era lo de menos. Con esfuerzo y trabajo, todas las cosas materiales se podían recuperar. Pero las fotos, y lo que estas representaban, se habían perdido siempre. Y eso dolía.
Es curiosa esa necesidad humana de capturar cada momento. El éxito de las cámaras digitales y redes sociales para compartir fotografías, como Facebook y Flickr, así lo confirman.
Yo me declaro culpable. Le saco foto a todo. Tengo una necesidad casi compulsiva de guardar cada momento para siempre. Y la muerte de mi Mac me enseñó, forzadamente, que aferrarse a nuestras fotos es igual que aferrarse a las cosas materiales.
Las fotos, en sí, no significan nada. Los momentos capturados ya fueron. Y hay que dejarlos ir.
Catalina Correia, Periodista y “geek asumida”, nos acompañará todos los lunes, con interesantes reflexiones acerca de la Tecnología y la Mujer.
Twitter:@lacorreazo
