You are currently viewing El duro proceso de volver a creer en el amor post 30

Una queda con el corazón medio resentido, una queda desconfiada, una queda letalmente decepcionada. Si eres de las que está pasando por esto y piensa que quedaste averiada de por vida, te invitamos a leer y a reflexionar con esta nota de Jessica Ramos.

El otro día pensaba en la facilidad con que abría mi corazón a eso de los 15 años. Lo mismo pasaba a los 20 y tantos y creo que se extendió a principios de mis 30, aun cuando no siempre las cosas terminaban bien, aún cuando lo que pensaba que era amor, en realidad no lo era.

Pero algo comenzó a pasar en el camino ya entrado a los 30. Y no sé si haya sido la edad, no sé si haya sido porque comencé a comprometer más cosas en las relaciones, no sé si me puse más sensible o si es que comencé a cansarme más, pero la verdad es que los fines de relaciones ya no eran cosas tan fáciles de superar. El resetearse comenzó a ser cada vez más difícil, es como si en cada relación que se acababa, había una parte de mí de la que también me tenía que despedir y eso, siempre duele.

Y si bien nunca me arrepentiría de entregar el corazón, si bien nunca me arrepentiría de apostar por una relación o una pareja –aún cuando ambas cosas hayan terminado por decepcionarme- no puedo obviar el hecho que después de un término amoroso significativo, después de haber apostado por una relación, después de haber luchado, soñado e invertido sentimientos y energías, queda un sabor amargo. Algo así como una espinita clavada en el corazón, algo que tiende a molestar, que no pasa desapercibida, algo que de una u otra forma, merma el  nivel de confianza en el amor de pareja.

mujer-pensativa

Y esto no es de cobardes. Para nada, porque creo que tan sólo los y las valientes quedan así, con un poco de temor a volver a entregar, porque ya se sabe qué es lo que se siente cuando las cosas no resultan con alguien. Una ya sabe lo que es que una pareja en quien una confió a ojos cerrados, una pareja a quien una amó, una pareja con quien una compartió vida y secretos, una pareja con quien una se proyectó, de un momento a otro, no sólo ya no sea más tu pareja, sino que desaparezca de la faz de la tierra y te decepcione una y mil veces.

Si bien es cierto que eso no borra los buenos momentos, si bien es cierto, eso no quita que pudo ser una linda relación con muchos aprendizajes, claramente una se queda mirando el espacio vacío y se pregunta lo que es lógico: “Si aposté todas mis fichas en él, si nunca dudé en él, ni en nosotros, si jamás pensé que él podría hacerme algún daño o mal o  ser desconsiderado, y aún así, eso pasó, ¿en quién puedo confiar?”.

El corazón herido responde solito: “En nadie”. Y es así como vamos construyendo murallas y corazas en torno a nuestro corazón. Lo vamos aislando, vamos haciéndolo intocable. Nos vamos haciendo más intocables, más inalcanzables, más frías. Por un lado, parte del proceso de superar el término de un amor, nos implica cuidarnos, refugiarnos en nosotras mismas y evitar exponernos a situaciones que pudiesen generarnos angustia o daño o que pudiese implicarnos algún riesgo. Es lo correcto, hay un llamado a eso, a darnos un tiempo de reparación.

Pero hay una línea muy delgada entre no exponernos y escondernos del mundo y del amor. Hay una línea muy fina entre cuidar nuestro corazón, protegerlo y construir a su alrededor una muralla.

ab43a4f5ac6c68e7f33cc5c0c2864b0a

Digan lo que digan, una queda con miedo, el corazón queda resentido y la verdad es que una no quiere pasar nunca más por algo similar. Una quisiera nunca más el tener que volver a decirle adiós a alguien, el convertir a alguien en importante para luego, un día tener que aprender a vivir sin siquiera verlo o hablarle.

Pero el tema es que la vida no es tan simple. El tema es que nunca hay certezas y que todo cambia. Y lo cierto es que hay que aprender a vivir con eso y a encontrarle la belleza.

Volver a confiar no es simple y requiere más que cualquier otra cosa, de voluntad. Si bien  es poco probable que podamos volver a amar con la inocencia de los 20, hay que tomar en cuenta que a los 30 y tantos amamos de una manera mucho más real. Pero a la vez, tampoco hay que permitir que alguien (sea quien sea) te quite la capacidad de amar, la capacidad de reinventar tu corazón, la capacidad de tener una o mil oportunidades más para amar, la capacidad de volver a confiar y de ilusionarte.

Porque al final, una es dueña de todo esto, sólo que a veces, cometemos el error de cederle ese poder a otro.

Volver a confiar requiere además de voluntad, tiempo y paciencia. Debes tenerte mucha paciencia, debes entender que quizás un día des 2 pasos hacia adelante, y al siguiente des uno hacia atrás. Debes tomar en cuenta que quizás no te sea fácil, debes tomar en cuenta que no debes dejar que nadie te presione, que nadie te apure. Debes tomar en cuenta que durante todo ese tiempo, tendrás que pensar mucho, quizás llorar, tal vez maldecir, pero que al final, tendrás que perdonar, tendrás que perdonarte.

Tienes que saber que habrán días en que pensarás que quizás quedaste así, averiada para siempre,  y habrá otros días en que sentirás que detrás de esa desconfianza aún sigue viviendo esa mujer con un gran corazón, que se emociona hasta las lágrimas con un detalle romántico, que cree, que confía, que no duda porque siente que sólo así  se puede ser realmente feliz.

Volver a confiar es algo así como un viaje. Y como todo viaje, hay que ponerse en modo turista. Ir a nuestro ritmo, encontrarnos con lugares y personas distintas, maravillarnos, ver la belleza del mundo, reír, disfrutar, relajarnos, trazar líneas, soñar. Respirar hondo y sonreír.

60504e6bb047dd0f4634a442b0a9bdef

Por eso, para quienes están transitando por este viaje, disfrútenlo, de seguro que están ahí por alguna razón. Hay algo en ese viaje que deben comprender, hay una parte de ustedes que deben reconocer, conocer y amar. Hay algo en este viaje que estuvo destinado para ti mucho antes que siquiera tuvieras noción de que podía ser una posibilidad.

Las invitamos a leer más post de Jessica Ramos en su sitio Historias en mis 30.