You are currently viewing Hoy no tengo miedo a romper las reglas básicas del amor

Estaba justo en esa etapa de mi vida en la que ya no quería seguir los estereotipos de cómo conocer a alguien, no me importaba quemar las etapas o seguir la reglas del amor ya establecidas. Sinceramente, me tenía a mí misma repitiéndome que no buscaba a alguien que llegara mostrándome con canciones o típicas frases sus sentimientos y buenas intenciones, yo buscaba algo perverso, imperfecto y real.

Ya había seguido muchas veces las indicaciones “básicas” para  conocer a alguien y establecer algo, así que estaba decidida a seguir mis propias reglas. Tan saturada de los tipos de siempre, dejé de esperar para comenzar a vivir, así,  sin temerle al hombre que fuera capaz de mirarme y transportarme a un mundo solo de los dos, alguien que conociendo mucho o poco tiempo supiera que podría amarlo en cualquier rincón donde estuviéramos.

Ya no necesitaba que me lucieran de la mano para luego ser otra persona, ahora necesitaba mostrarme tal cual, sin tapujos, sin temor, no, no quería alguien a quien tuviera que recordarle de alguna forma que las flores me gustan, o que a veces se celebran ciertas fechas. No quería alguien que me preguntara qué obsequio me gustaría, quería alguien que me sorprendiera, que despertara en mí ese lado que toda mujer busca mostrar, justo ese lado en que no temes mostrarle en cuerpo y alma, ese lado donde está tu oscuridad jugando mientras te entregas un poco más.

Alguien que te de algo inesperado pero con quien luego puedas tomarte muchas copas, alguien sin temor a tus ridículos y a escucharte cantar en la ducha, alguien que te haga sentir deseada y que despierte deseos en ti aún cuando llevas la pijama más horrible del mundo o el cabello sin planchar. Alguien que probablemente no siempre llame ”novio”, pero que resulte todo eso y más, sin necesidad de ponerle un título, sin tener que llenar nuestras redes sociales de fotos o siempre andar de la mano para que vean cuan felices somos, solo alguien  tal cual, alguien a quien mostrarle todas mi “yo”, y que finalmente me presentase cada día con un beso, reinventándome.

Por: Carol Iturrizaga