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Generalmente, la sexualidad está enfocada principalmente a los genitales, y nuestros encuentros íntimos se direccionan hacia el pene y la vagina, teniendo relaciones centradas en el coito y olvidándonos del resto de nuestro cuerpo.

¿Sabías que la piel es el órgano sexual más grande de nuestro cuerpo, el cual cubre cada rincón de este y está repleto de terminaciones nerviosas, receptores sensoriales y muchas zonas erógenas, esperando ser descubiertas? En ella se alojan muchos sistemas corporales que están modulados por diferentes hormonas. La piel tiene receptores para los estrógenos y la progesterona, que son las hormonas sexuales femeninas, y andrógenos que son las masculinas, expresando las diferencias propias de los caracteres sexuales de cada sexo.

Tiene gran representación cerebral y es el órgano de mayor importancia para el sentido del tacto. Es nuestra carta de presentación al mundo, tiene la memoria escrita y visible de cómo es nuestra vida. Como es un órgano multicéntrico y multisistémico, muestra el estatus de salud de un individuo, y la relación entre los factores biológicos y psicosexuales.

Su característica y textura revelan nuestra edad, nuestro estilo de vida, los niveles de estrés, nuestra personalidad y las actitudes que adoptemos hacia la vida. ¿Serías capaz de reconocer a tu pareja sin verla? Cada individuo posee sus propias características en cuanto al pH de la piel, olor o fragancia natural, textura, color, sabor. Etc. Tenemos una memoria e identidad táctil, olfativa, gustativa, auditiva y visual.

Te sugiero realizar el siguiente ejercicio para mejorar tu percepción, sensibilidad y aprender a conocer mejor a tu pareja. En una pieza calefaccionada y sin luz, pónganse un antifaz o véndense los ojos, sáquense la ropa, quedando solo con ropa interior. Primero uno de los miembros de la pareja se acostará en una cama y el otro recorrerá todo su cuerpo deslizando suavemente sus manos, sin incluir genitales, enfocándose a descubrir la textura de la piel, las diferentes prominencias y el olor de esta, sin hablar.

Este no es un masaje de relajación ni erótico, sino de propiocepción y reconocimiento del cuerpo del otro. La persona que está recibiendo las caricias solo debe concentrarse en sentir que le provoca ser acariciada/do en las distintas partes del cuerpo, sin ordenar ni guiar a su pareja. Después de 15 minutos se cambian los roles. Al terminar el ejercicio, pueden conversar y compartir qué sintió cada uno, expresando cuáles fueron las zonas más sensibles y agradables al tacto. Esto lo puedes repetir unas tres veces, para incrementar tu propiocepción y aprender a percibir a tu pareja sin enfocarte solo en los genitales.

Anímate a seguir explorando y descubriendo que la sexualidad es mucho más que el coito y que el resto del cuerpo tiene un papel primordial en el erotismo, el placer y la comunicación no verbal con tu pareja.