Mentí;
cuando dije que no me importabas,
que la vida continuaba
y que tus besos no eran un caos.
Mentí,
a pesar de que te amaba,
que me volvía loca cada vez que dejabas una pausa
y todo se desvanecía alrededor.
Mentí,
porque las ganas eran muchas
y la pasión,
se había reducido a nada.
Mentí,
porque era fácil ocultar lo que sentía
y porque no me mirarías de forma extraña.
Mentí,
porque me gustaba ser pervertida contigo,
me gustaba la dominación que tenías sobre mi cuerpo
y las ganas que eso provocaba en cada célula de mí.
Mentí,
porque amarte y odiarte ahora van de la mano,
que si te amo es locura
y odiarte es un abismo.
Así mentí.
Por:
Arlette Riquelme