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En general, existe la tendencia a enjuiciar y criticar a las parejas o matrimonios que no tienen una vida sexual activa.

Muchos de mis colegas –psicolog@s- y variados profesionales de la salud, tienden a evaluar de manera negativa a una relación de pareja donde no ocurre nada a nivel sexual.

Esta patologización es entendible desde la idea de que podríamos conocer la “naturaleza humana” y las relaciones de pareja, y se habla de conceptos como “sanidad” o “normalidad” comportamental y psíquica, opuestos a la patología.

Una vida sexual activa y placentera no garantiza el que la pareja sea feliz, pero se suele decir que la sexualidad implica entre un 10 a un 20% de la satisfacción marital, y cuando no, importa cerca de un 90% su asociación al descontento.

En la consulta y conversando con distintas personas, es fácil darse cuenta de que las razones por las que se tiene sexo, no son las mismas de porque las parejas de largo plazo se mantienen juntas.

La inseguridad, impredictibilidad, el misterio, la pasión, lo nuevo y desconocido, la distancia… pueden ser grandes motivadores, pero generalmente en las relaciones de largo plazo se busca y refuerza la relación con la estabilidad, la confianza, el sentirse seguro, la intimidad, la cercanía.

Como dice Esther Perel, en su libro “La inteligencia erótica”; el deseo y la pasión nacen de la distancia y la diferencia. En esta misma línea: el sentirse muy conectado, seguro y parecido a otro no sería un buen amigo del deseo.

Cuando pasamos del enamoramiento y la pasión, a un apego y vinculo más estable, puede ser difícil mantener los mismos niveles de deseo que en un comienzo (gracias a la evolución por eso) y más aún, si creemos que el deseo es algo espontáneo que nos debería abducir gratuitamente, buscamos estímulos y la novedad, pero es difícil encontrarla cuando has estado con esa persona 1.825 veces de 825 formas distintas.

Esto no quiere decir que haya que resignarse a una vida sin sexo sino se quiere, pero el tenerla implica esfuerzo, hacer cosas distintas para ver algo diferente, ser “realista”, buscar activamente y mantener un equilibrio entre distancia y cercanía. ¡¡¡Que fácil escribirlo!!!

Por otro lado -y siendo la motivación original que tuve al escribir esta columna- una pareja que no tiene vida sexual, pero que no les genera sufrimiento o conflicto y que disfrutan de un nosotros sin sexo: ¿Tenen un problema, enfermedad o trastorno?

¡¡Desde ya gracias por sus comentarios!!

Ps. Rodrigo Jarpa

@rodrigojarpa