Hace algunos días tuve la suerte de asistir a la función de cirque du soleil que se está estrenando en Santiago. Más allá de lo impresionante que fue el espectáculo hoy quisiera contarles lo que percibí respecto a un tema que me parece fascinante: la sorpresa.

En la fila de atrás mío había una niña pequeña con su madre esperando ansiosa la función. Le preguntaba cada 30 segundos a su mamá: cuando va a empezar mamá? Cuanta gente aparece? Tengo nervio mamá… le decía. Comienza la función y les prometo que yo estaba maravillada con esta niña: estuvo el show completo asombrada, gritaba, se reía, le brillaban los ojos cada vez que aparecía algo nuevo en la función, le decía a la mamá que era lo más lindo que había visto en su vida… en fin, estaba completamente sorprendida de este tremendo espectáculo que bailaba ante sus ojos de alrededor 8 años. Comencé a observar a los niños que estaban a mi alrededor, y todos tenían exactamente la misma expresión de sorpresa y maravilla en sus ojos: “poder ver algo como si fuera la primera vez que lo vieras”. No les voy a mentir, que a momentos mi rostro tuvo exactamente la misma mirada mientras era testigo de este show y  me di cuenta de lo rico que es tener esa increíble sensación de permitirte Sorprender.

Creo que lo que más pude rescatar de esta experiencia es que ser niño tiene el magnífico beneficio de vivir en base al momento y no en torno a las expectativas. Ver algo por primera vez te conecta con esa posibilidad de disfrutar las cosas por lo que son, por lo que te va provocan, por sentir el presente y ser partícipe de él, por dejar de lado esa incesante afirmación de que “todo podría ser mejor” y simplemente vivir lo que tienes y lo que es tuyo.

En la vida de pareja pasa muchísimo esto. Lo veo cotidianamente en mi consulta: “él es súper amoroso conmigo, me quiere, me valora, me respeta, pero yo veo que los hombres de mis amigas son más apasionados, más jugados” ó “sí, lo pasamos súper bien el sábado, salimos, tomamos unas copas de vino, comimos rico, pero no me dijo que me veía linda ni me tiró ningún piropo”.

Esa percepción de nunca estar realmente en lo que estás haciendo porque siempre estás pensando en cómo podría mejorar, en cómo podría ser más perfecto, en qué cosas podrían cambiar, te quita toda posibilidad de sentir el presente y sorprenderte con él.

Uno de los consejos que le di a una de mis mejores amigas que se casó hace unos días fue precisamente en torno a esto, a dejar de vivir en base a lo que podemos llegar a tener o sentir y comenzar a disfrutar lo que ya tenemos con la predisposición de “vivirlo cada día como si fuera algo nuevo”.

Consejo para Comenzar una vida en Pareja:

“Entender que a veces vivir la vida en base a expectativas no nos permite percibir lo que realmente tenemos. Vivir en pareja es renunciar a lo “ideal” y disfrutar lo real. Vivir en pareja es nunca olvidar que cada uno es una persona diferente pero que decidieron construir en conjunto, por lo tanto para llegar a consensos no necesariamente hay que proponer un tipo de solución, sino aprender a manejar las diferencias. Vivir en pareja es muchas veces amar, sin siempre esperar que te demuestren equitativamente de vuelta. Vivir en pareja es entregar, con la alegría personal de hacer feliz al otro.”

En fin chicas, lo que quiero transmitirles a través de esta columna es que salgan de su casa este día sin ninguna expectativa, sin ninguna presión, con la predisposición de que hoy “van a vivir todo como si fuera la primera vez que lo han vivido” y permítanse sorprender por todo lo que ahí afuera existe pero no nos permitimos ver, por estar siempre esperando algo más.

Nerea de Ugarte

Psicóloga especialista en Sexualidad y Mujer

@nereadeugarte