You are currently viewing Por qué estar soltera a los veintitantos ha sido lo mejor que me ha pasado

Si tienes 20 y tantos, tienes 10 aplicaciones para obtener citas en tu teléfono y una serie de relaciones fallidas empacadas, lista para continuar con la próxima, escúchame: estuve soltera el 80 por ciento de mis 20 años y no lo habría cambiado por nada en el mundo. Tuve muchos amigos, conocidos y pasatiempos increíbles, sin embargo, era la chica que nunca tenía novio.

Todo comenzó en la universidad. Yo estaba en una relación seria entre los 19 y 22 años. Me rompieron el corazón de la manera más desgarradora posible, lo que resultó en que yo me recogiera del suelo y cruzara el país para ir a vivir con dos de mis mejores amigas.

Durante mis primeros meses me dediqué a concertar muchas citas, que iba desde el hipster barbudo, al surfista de cabellos dorados. Dejémoslo en que estaba soltera y lista para conocer gente.

No tuve intimidad con ningunos de esos chicos (agradézcanle a Jesucristo por esos valores estelares), ni tampoco tuve una relación de exclusividad con ninguno de ellos. Sólo me estaba divirtiendo en mi nueva ciudad.

Sin embargo, en el fondo, yo sabía que mi intención era volver a tener una relación seria, porque así es como las chicas de 23 años estamos programadas para pensar.

Después de muchos meses de citas casuales me empecé a agotar de todo el proceso. Estaba conociendo todo tipo de chicos, pero no lograba ninguna conexión real, y no podía entender por qué.

O sea, me había asegurado de ser ultra artística con el chico hipster, totalmente relajada con el surfista y me abastecí de buen material de lectura antes de la cita con el chico que tenía un doctorado. Entonces,¿cuál era el problema?

No me llevó mucho tiempo darme cuenta de que, mientras yo estaba tan ocupada intentando ser alguien que otros desearan, me dejó de importar que yo apenas me conocía a mí misma.

Y por cliché que suene, finalmente decidí que necesitaba “encontrarme a mí misma” antes de involucrarme en otra relación.

Es aquí donde comienza la parte de la historia llamada La Lucha. No fue fácil ser siempre la chica que no tenía pareja para ir a las fiestas de cumpleaños o matrimonios. Mis amigas intercambiaban historias constantemente acerca de dónde las había llevado el último novio, o hablaban por teléfono durante horas.

Fui tildada de todo, desde feminista a emocionalmente inaccesible, a tenerle miedo al compromiso, a ser “una lesbiana”, porque, aparentemente, la única razón por la cual una mujer a los 20 años no quiere estar en una relación, es porque no le gustan los hombres.

Sin embargo, para todos aquellos veinteañeros aspirantes a solteros: no se desanimen. Mis años de soltería han sido los momentos de mi vida más ricos emocionalmente y espiritualmente edificantes. Ciertamente no tenía esa otra mitad con la cual contar cuando me sentía sola, y tampoco tenía a alguien para decirme que todavía estaba linda cuando subía algunos kilos de más.

Pero aprender a quererme y respetarme lo suficiente como para estar bien con eso fue muy satisfactorio.

Tuve que ser mi propia porrista y fue completamente liberador. Incluso me metí a un gimnasio y a nutrición durante ese período, no porque quisiera atrapar al siguiente guapetón que se atravesara por mi camino, sino porque aprendí a querer mi cuerpo con todos sus defectos, y quise tratarlo como si fuera un templo.

Durante esos años también me volví apasionada por la lectura y por escribir, ya que mientras mis amigas dormían hasta tarde los sábado en las casas de sus novios, yo ya me encontraba en la playa, vertiendo todo en mi diario de vida.

Me vi obligada a lidiar conmigo y todos mis problemas sin canalizarlos a otra persona, como sucede cuando se está en una relación. Estuve presente en todos los momentos y sentí cada emoción pura sin tener otra persona a quién descargar.

Aprendí lo que me mueve, lo que me hace feliz y cómo merezco ser tratada, porque yo ya estoy haciéndolo de esa manera. Mientras que otras chicas obtenían aprobación de sus relaciones, yo tuve la mía al ofrecerme de voluntaria en la iglesia o al agregarle peso extra a mi rutina matinal de pesas.

Mientras mis amigas le atribuían sus cargas emocionales al Síndrome Pre Menstrual, o a problemas con los padres, yo seguí adelante descubriendo por qué era egocéntrica, por qué me ponía a veces celosa y por qué tenía antojos feroces de Nutella después de un mal día.

El estar sola me dio el tiempo y la disponibilidad emocional para analizar esos temas desde la raíz, antes de que se transformaran en grandes defectos del carácter. Por ningún motivo, forma o modo estoy diciendo que las chicas que están en una relación son emocionalmente inestables o tienen poca personalidad.

Pero el ser soltera me obligó a mirar hacia dentro, en vez de canalizar toda mi energía emocional en infundirme con otra persona.

El proceso es largo y arduo, y aún hay muchas noches de atracones de Nutella y repeticiones de la película“El diario de una pasión”. Hay dudas, preguntas y lágrimas. Incluso hay veces que te observas en el espejo y te preguntas si eres digna del amor.

Pero créanme cuando les digo que el fin del arcoiris en esta tormenta es más dulce que 10 tarros de Nutella combinados. Ahora tengo 29 años y (suspiro) sigo soltera, ¿pero adivinen qué?

Después de todos esos años de lidiar conmigo, estoy finalmente preparada para lidiar con alguien más,¿aún tengo problemas? Por supuesto que sí.

Sin embargo, ahora ya sé cuáles son esos problemas, por qué los tengo y cómo puedo lidiar con ellos de manera saludable, en vez de dejar que afecten el cómo trato a otra persona.

Las relaciones son lo suficientemente difíciles; entrar a una sin saber quién eres en esencia puede ser desastroso.

¿Desperdicié el tiempo en un par de hombres mediocres? Por supuesto que sí. ¿Piensan mis padres que aún podría ser lesbiana? Estoy casi segura de que ha sido una preocupación constante para ellos. Sin embargo, ¿me amo a mí misma y no me arrepiento en ningún momento de mi soltería? Claro que sí.

Intenten estar solos por un tiempo y aprendan a conocerse. Les prometo que les va a encantar.

Si bien esto no es un llamado a todas las parejas felices de 20 y tantos para que terminen su relación y hagan su propia búsqueda espiritual, es una muestra de esperanza para esa chica o chico soltero que piensa que él o ella no puede sobrevivir si no está en pareja.

Este artículo fue originalmente escrito por Dinuki Suraweera para Elite Daily.

Visto en Elite Daily & Imágenes de We Heart It