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Los niños que nacen antes de las 37 semanas son considerados prematuros y tienen distintos problemas de salud según cada caso, debido a que no completaron su desarrollo. Por eso deben permanecer un tiempo en incubadoras.

Esto haría pensar que el apego, ese vínculo de protección y amor que se crea entre los padres y su hijo, puede verse afectado por los cuidados especiales que necesita. Sin embargo, “un prematuro tiene las mismas necesidades que un niño que llegó a término; la necesidad de cariño, protección, leche materna y otros beneficios que le da el estar cerca de su madre son muy importantes para su evolución”, explica el Dr. Javier Cifuentes, neonatólogo de Clínica INDISA.

Los beneficios que entrega el apego son múltiples y van desde su efecto en la estimulación temprana de la lactancia y sus ventajas inmunológicas hasta el empoderamiento que sienten los padres al poder interactuar más naturalmente con su hijo. “Todo tipo de interacción es valioso. La voz, suaves caricias y, en su momento, tomarlo, son herramientas potentes que ayudan al prematuro en su neurodesarrollo, la estabilidad cardiopulmonar y, en muchos casos, a salir antes de la clínica con padres entrenados en la atención de su hijo”, puntualiza el Dr. Cifuentes.

Además, se puede utilizar la “Técnica del Canguro”, que genera apego tanto con la madre como con el padre, y consiste en llevar al prematuro envuelto en el pecho teniendo contacto piel con piel. Se debe sostener a la guagua en posición vertical, ojalá el mayor tiempo posible y sin interrupciones. Pero antes de intentarlo, es importante contar con la aprobación del médico tratante, tener en cuenta que los signos vitales estén estables y que no presente apneas ni falta de oxígeno.

Cuando el niño es dado de alta, hay que tratar de no ser sobreprotectores. “Es muy común que ocurra, ya que muchos padres sienten que sus hijos siguen siendo frágiles después de que ya se han sanado y crecido sin problemas. Hay que tener en cuenta que una vez que los doctores dan el alta, su hijo es como cualquier otro niño, curioso y enérgico, y deben dejarlo crecer, aprender y descubrir. Y con la ayuda del equipo pediátrico estar atentos a su desarrollo en peso, lenguaje, motor y en el logro de los hitos del desarrollo”, finaliza.