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Mantener un peso adecuado a nuestra talla y contextura es muy importante para prevenir múltiples enfermedades, pero sólo es un parámetro más de muchos utilizados para valorar el estado nutricional y de salud tanto de hombres como mujeres, ya que no descarta la presencia de enfermedades y no debe utilizarse como única forma de “medir” nuestra salud.

La doctora Carolina Miguel, Médico Internista de Clínica Vespucio, asegura que si llevamos un estilo de vida poco saludable, aunque mantengamos un peso normal, corremos el riesgo de presentar enfermedades.

“Hoy se sabe que una persona con peso normal, pero sedentaria, tiene más riesgo de enfermar o morir por problemas cardiovasculares que alguien con sobrepeso, pero que  tiene un estilo de vida más  activo. Una persona delgada, pero sedentaria y cuya dieta es desbalanceada o a base de comida chatarra, puede tener un peso normal de acuerdo a su talla, pero mantener un porcentaje mayor de tejido graso y un porcentaje de masa muscular bajo”, explica la especialista.

Un IMC  (índice de masa corporal) saludable para un adulto está dentro del rango de 18,5 a 24,9. Las personas que tiene IMC menor a 18,5 tienen un bajo peso y aquellas que tienen más de 25 se consideran con sobrepeso. Un IMC mayor a 30  es indicador de obesidad.

Pero eso no es todo, la medida del perímetro de la cintura es otra manera de conocer el  estado nutricional,  ya que determina la cantidad de grasa abdominal que tiene una persona. Las  medidas de cintura de más de 88 centímetros para las mujeres y de más de 101 centímetros para los hombres, indican un aumento de grasa abdominal visceral. Este tejido adiposo libera ácidos grasos a la sangre,  lo que puede aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca, síndrome metabólico, diabetes, cáncer y otras enfermedades.

La doctora Miguel recomienda que, además del IMC y el perímetro de cintura, otros métodos útiles para determinar  el estado de salud de un individuo son la antropometría (mediciones de pliegues cutáneos indicadores de masa), y la densitometría (medición según la velocidad de la transmisión del impulso eléctrico en el cuerpo), así como también controlar periódicamente la presión arterial, colesterol, glicemia, evaluar la función de los riñones, del hígado y descartar la presencia de alteraciones hormonales.

La especialista asegura que realizar ejercicio es un factor determinante y que permite, en gran medida, tener un organismo más fuerte, ayudando a  por ejemplo:

-Mejorar los niveles de colesterol

-Regular niveles de azúcar en la sangre

-Prevenir o retrasar el desarrollo de hipertensión arterial y disminuir los valores de presión en pacientes hipertensos.

-Fortalecer músculos y articulaciones

-Disminuir progresión de enfermedad coronaria