Siempre he escuchado que Chile es un país de poetas, pero no todos son muy buenos en cuanto a hacer que un momento sea romántico o al menos agradablemente íntimo. El lugar predilecto para encontrar el amor por una noche es los lugares que se baila. Y es aquí donde he recibido los piropos más extraños y chistosos… hasta ahora.

Por ejemplo, una noche un tipo muy canchero y en un tono seductor (¿?) me dijo mientras bailábamos: “¿Te puedo decir algo?, eres la reina de la noche…” mientras bailábamos “Queen of the Night” de Whitney Houston, ¿Coincidencia? Durante el verano pasado, otro tipo que apenas me dijo hola y me invitó un trago, me dice “¿Te puedo decir algo? Me gustan las mujeres gorditas que saben arreglarse…” no era necesario mencionar mi estado físico, especialmente cuando la mujer tiene una autoestima voluble. Además, al puro estilo de Christian Grey, sin obviamente serlo (sí, digámoslo, era loser el tipo) remata con: “existen dos tipos de mujeres: las lindas y las sexies y tú eres las dos…” ¿Qué fue eso? Y sin contar que cuando yo bailo me dejo llevar demasiado, y el personaje en cuestión comienza a contemplarme con una mano en la cadera y la otra moviéndola de arriba abajo, “animándome” a seguir bailando como lo estaba haciendo. No llevábamos ni cinco minutos de conocernos y me estaba tratando como su stripper, perdónenme los hombres, pero ese tipo de trato mata las pasiones.

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Una cosa es querer pasarlo bien por una noche y otra es que te traten bajo ciertos términos. Por otro lado, esa misma noche conocí al prototipo tímido. El cual, con todo el ánimo de conquistarme, me dice: “¿Te puedo decir algo? Eres igual o más linda que Marilyn Monroe…” Gracias, pero compararme con un ícono de ese calibre no es muy creíble que digamos. Aunque no lo culpo, quizás su imaginación era limitada, dado que yo tengo el pelo crespo, corto y oscuro; llevaba un labial rojo y una polera blanca larga que se parece al famoso vestido blanco de Marilyn. Finalmente, está este tipo, el cual estoy conociendo que me trata como su “hermosa flor de primavera” (cursi, ¿cierto?) que de vez en cuando en medio de nuestras conversaciones no pierde el tiempo de dedicarme más de una prosa muy romántica sobre mi belleza y aroma o lo que le producen mis besos por chat.

Después de conocer a estos particulares personajes he llegado a pensar: ¿Seré yo, Señor, la que es muy poco romántica? O ¿Los chilenos no saben conquistar a las mujeres? Personalmente, me gusta el romanticismo, los detalles, que me digan lo bien que luzco o huelo. Sin embargo, creo que los hombres que me han tratado de conquistar, simplemente no hicieron una selección apropiada de sus palabras. De estas situaciones no me queda más que reírme y guardar estos momentos anecdóticos de mi vida. Y a ustedes, ¿Cómo les gusta que las conquisten?, ¿Han vivido experiencias “extrañas” como las mías?

Ms. Bravery

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