You are currently viewing Mujeres: ¡Tenemos el poder de hacer cambios!

Este artículo se suponía que iba a ser distinto. Más enfocado al coaching y hablando de la importancia de alimentar tu ambición espiritual. Sin embargo, ha sido una semana muy triste y no puedo hacer vista ciega a lo que está ocurriendo en Chile. De esto te quiero hablar hoy, porque creo que podemos aprovechar esta tremenda crisis que estamos viviendo para usarla como gatillo de evolución y no perder la oportunidad que tenemos de aprender de nuestros errores.

Hay muchas razones políticas, sociales, medioambientales e históricas que nos han traído a este lugar. Pero yo te quiero hablar de la razón que es la causa primera de todo esto, la razón espiritual detrás de tanto desastre. Con esto me refiero a la inconsciencia. No hay nada que haga más daño que ser inconscientes. ¿A qué me refiero? A ese estado de adormecimiento en que no podemos ver lo que generamos con nuestras palabras o acciones, o que hay tanto pasando en el mundo en lo cual podríamos colaborar y no hacemos nada por ello.

Por eso, veo que aquí tenemos una oportunidad de oro.  Y quiero dirigir esta carta a todas las mujeres, no solo a las chilenas, porque hay mucho que podemos hacer.

Tenemos que darnos cuenta de que estamos viviendo tiempos muy convulsionados cada una en su país y como sociedad mundial. Hay mucha carencia, odio, división, indolencia. Pero, ¿sabes qué? Como mujeres, somos muy poderosas. Cada una de nosotras tiene un tremendo poder espiritual para poder contribuir de una manera positiva. Con nuestra fortaleza, claridad y capacidad para manifestar, podemos realmente hacer la diferencia. Y no estoy diciendo que el estado del mundo sea responsabilidad de las mujeres, pero si todas y cada una nos empoderamos y asumimos el tremendo potencial que tenemos, sí podemos cambiar el rumbo.

El primer paso para conectar con este poder personal es que no te dé lo mismo lo que ocurre en tu ciudad, en tu país, en el mundo. Con esto, estás abriendo la puerta para disipar la inconsciencia. El siguiente paso es usar las emociones que surjan, como frustración, rabia e impotencia, como combustible para encender tu deseo de ayudar y asumir un rol en este momento de la historia. No se trata de que comiences a dar discursos, sino que generes un cambio a través de tu ejemplo. Involúcrate, investiga, ten estas conversaciones con tu pareja, con tus amigos, generen consciencia juntos. No te calles frente a lo que está mal y aprende a poner límites desde el amor y la aceptación y no desde la violencia. Este es un camino muy poderoso.

No caigas en la tentación de volver a encerrarte en la burbuja cómoda de tu rutina, pues te necesitamos despierta. Si tienes la posibilidad de voluntariar o donar, por favor ¡hazlo! Sé que es esfuerzo, hay sacrificio de tiempo de descanso, de tiempo con la familia. Pero lo que parece una renuncia dolorosa lo puedes transformar en una experiencia maravillosa familiar en que juntos se sientan haciendo algo realmente bueno con sus vidas.

Si en cambio, te sientes sin herramientas, sin recursos o tal vez realmente no tienes tiempo para hacerlo, todavía tienes tu voz y tu actitud y con eso ya estarás marcando una diferencia.

El hecho de que te importe es lo que necesitamos todos de ti y que te importe lo suficiente como para elegir actuar con consciencia y no reactivamente. Cuidando tus palabras, conociendo a tus vecinos, cuidando tu barrio, votando, comportándote como un aporte de paz con tu actitud.

En la medida que tomas un rol más activo se te irán presentando las oportunidades para colaborar. A veces más, a veces menos. Lo importante es que no te dé lo mismo, que estés al tanto de lo que ocurre en tu país y en el mundo.

No hay crecimiento ni evolución posible, si no considerar lo que viven hoy otras personas. No sacas nada con invertir tiempo y energía en tu proceso interno, en sanar tus heridas, en elevar tu autoestima, en aprender a disfrutar, en tener un mejor trabajo o hijos, si no te importa lo que están sufriendo los demás.

Yo veo que el mayor desafío que hoy enfrentamos en Chile y en el mundo es precisamente la indolencia. Es haber perdido la capacidad de sentir lo que el otro está viviendo. Es no removernos por la injusticia, no removernos por la destrucción del planeta, por la pobreza, por la violencia. Y no me refiero a estar pegadas viendo las noticias, pues claramente consumir todo ese drama no contribuye. Pero sí estar al tanto de lo que ocurre. Muy al tanto. Y no olvidarnos de lo que nos moviliza, para mantener encendido el deseo de ayudar.

¿Desde dónde sientes que puedes colaborar hoy para hacer de tu hogar, de tu barrio, de tu ciudad, un lugar mejor? ¿Qué parte de tu conducta puedes cambiar para contribuir con una mejor sociedad? ¿Cuáles actitudes son el buen ejemplo que te gustaría que tus hijos adquieran? ¿Qué puedes aprender de la crisis que hoy estamos viviendo?

No subestimes ningún detalle. Incluso, el solo hecho de resistir las ganas de hablar mal de alguien o evitar hacer un comentario odioso en Facebook, ya es un aporte. Y en realidad, es un gran aporte.

Entonces, en vez de criticar sin filtro mejor tomemos esta oportunidad para expandir nuestro corazón y demostrar que sí nos importan los demás y que vamos a dar lo mejor de nosotras para que las cosas cambien de una manera positiva. Todo grano de arena suma. Siempre. Y esperemos que mañana sea un día mejor.

Francisca Jara

Tarot & coaching espiritual

franciscajara.cl

Facebook Francisca Jara