Terapia fetal in útero embarazada

Alrededor del 15% de las muertes fetales se debe a alguna malformación. La buena noticia es que algunas de éstas son tratables durante el periodo intrauterino, mediante procedimientos que, en la mayoría de los casos, no representan riesgos para la madre.

Los exámenes rutinarios como la ecografía del tercer y quinto mes, tienen como propósito determinar si el feto es portador de algún defecto, ya sea a nivel de cromosomas (material genético) o de malformación.

El Dr. Gustavo Rencoret, gineco-obstetra miembro de la Sociedad Chilena de Obstetricia y Ginecología (SOCHOG), afirma que alrededor de un 15% de las muertes fetales se debe a alguna malformación del feto. “Algunas de ellas pueden ser sometidas a tratamiento para mejorar la sobrevida del bebé”, asegura.

El Dr. Rencoret señala que la mayoría de las malformaciones fetales no están asociadas a una alta mortalidad, por lo que la terapia fetal es un procedimiento de rescate para bebés que tienen muy pocas probabilidades de sobrevivir. “Los resultados son variables, dependiendo del tipo de malformación”, añade.

Malformaciones de mayor frecuencia

El especialista señala que las malformaciones más frecuentes corresponden a las de corazón y al sistema nervioso central. Ambas patologías son posibles de diagnosticar mediante el examen de ultrasonido. Según el facultativo, el grupo de malformaciones que podrían tratarse mediante procedimientos invasivos son: hernia diafragmática, obstrucciones urinarias bajas, síndrome de transfusión feto- fetal en gemelares y defectos de tubo neural (espina bífida), entre otras.

La mayoría de las intervenciones se realizan por medio de agujas que se introducen al feto, otras se efectúan mediante un instrumento que conecta dos cavidades, llamado shunt o mediante fetoscopía, instrumento que permite observar al feto en la cavidad amniótica e introducir instrumentos de trabajo, tal como fibras laser, pinzas de coagulación, entre otros.

El Dr. Rencoret admite que las intervenciones intrauterinas pueden ser riesgosas para el feto. Sin embargo, afirma que se realizan cuando el pronóstico de estas malformaciones está asociado a una mortalidad cercana al 100 por ciento. “De esta manera prolongamos el embarazo para que en el periodo neonatal se realicen los tratamientos que corresponden al tipo de malformación que resuelve el problema”, indica.

En relación a la espina bífida, malformación cuya frecuencia en Chile es de 1 en 1500 casos, también es posible intervenir en forma intrauterina. “Estas son de cirugía abierta, por lo que se abre el útero, se exterioriza el feto y se cubre el defecto. Se ha demostrado que esta intervención logra disminuir el defecto neurológico asociado a la espina bífida”, finaliza.