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Los matrimonios infantiles son una realidad horrible, cruda y que le arrebata la infancia a miles de niñas en el mundo. Es legal en países como EE.UU, pero ocurre principalmente en el continente africano, sobre todo en localidades de extrema pobreza en que niñas de incluso 7 años de edad son vendidas por su propia familia a hombres mayores. 

Es escalofriante, pero siempre hay luces de esperanza y una de ellas es una mujer valiente y decidida, que no quiso quedarse con los brazos cruzados viendo como en su país, Malawi, las niñas dejaban la escuela para ser abusadas durante toda su vida, ella es Theresa Kachindamoto, y así es como ha logrado anular 850 matrimonios infantiles. 

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Theresa Kachindamoto, la heroína de Malawi

theresa kachindamoto
Foto: OkChicas

La ONU ha situado a Malawi como el octavo país en el mundo (de una lista de 20) con mayores índices de matrimonios infantiles.  A pesar que desde 2015 es ilegal, sigue practicándose en la mayoría de las tribus incluso como una tradición familiar. Así, las niñas son forzadas a casarse con hombres mayores y a dejar la escuela para siempre, sin tener acceso a la educación ni a una vida digna.

Theresa Kachindamoto no se quedó indiferente ante esta realidad y luego de convertirse en la líder del Distrito Dedza en el centro se Malawai, su mayor batalla es frenar los matrimonios infantiles. Hasta la fecha, ha conseguido que más de 850 niñas no tengan que casarse en esas condiciones ni iniciar su vida sexual a tan temprana edad. Incluso más, ha logrado que ellas puedan asistir a la escuela y devolverles su infancia

Theresa actúa convencida de que la única herramienta para que se cambie la mentalidad y las niñas puedan salir adelante, es la educación, pues para ella, son precisamente las niñas educadas las que serán mujeres libres y podrán continuar liberando a otras. Así fue como se decidió a ir puerta por puerta intentando convencer a los padres de cada familia a que desistieran de casar a sus hijas; una tarea extremadamente compleja sobre todo cuando se trata de familias sin recursos.

De esta manera, buscó financiamiento y se les ofrecieron alternativas económicas a estas familias para que las niñas pudieran seguir estudiando y no fueran vendidas al matrimonio. También se propuso convencer a los jefes tribales para que se posicionaran en contra del matrimonio infantil, ya que la figura de ellos es reconocida como una autoridad entre los hombres jefes de familia.

Su incansable trabajo ha dado sus frutos y si bien aún queda mucho por hacer, sin duda nos provoca mucha admiración su valentía y coraje para enfrentar una realidad tan absurda y miserable.

 

Por: Fernanda Urzúa M.

Foto portada: Global Citizen