La piel cumple una función fundamental en el proceso de la regulación de la temperatura corporal, se comporta como un aislante del frío y protege nuestro organismo de las bajas temperaturas. Pero para esto debe soportar las condiciones meteorológicas propias de los meses de otoño e invierno, como el frío y el viento, que contribuyen a resecarla, a disminuir su movilidad y elasticidad.
La dermatóloga de Clínica Lo Curro, Dra. Ester Avayú explica que la exposición de la piel al frío produce una vasoconstricción que conlleva a un menor aporte de oxígeno y nutrientes, y a un retardo en el recambio celular cutáneo. “Como hay más células muertas, la piel toma un aspecto grisáceo y de sequedad”, dijo.
Cuadros que pueden aparecer
Según la especialista las bajas temperaturas pueden desencadenar o exacerbar cuadros de enfermedades dermatológicas como Dermatitis Atópicas, Rosácea y/o Psoriasis, que además señala “son las consultas más frecuentes que hay en invierno”.
Otra de las causas de la deshidratación de la piel durante los meses de frío son los sistemas de calefacción y duchas muy calientes para palear las bajas temperaturas, ya que los primeros aumentan la sequedad del ambiente y las segundas pueden traumatizar la piel y causar el rompimiento de vasos sanguíneos. “El exceso de ropa también favorece la deshidratación de la piel. Todos estos factores sumado a que las personas por lo general toman menos agua en invierno producen sequedad”, advierte la dermatóloga Ester Avayú.
Rayos UV ¿siguen presentes?
Si bien siempre se asocia la presencia de los Rayos Ultravioleta con el verano, en el periodo de invierno siguen-en menor medida- estando presentes, por lo que la especialista sugiere usar un buen protector solar en las zonas expuestas al sol y tomar algunas precauciones, especialmente para quienes van a la nieve, ya que esta última refleja hasta el 80% de la radiación ultravioleta, es decir hasta cuatro veces más que el agua. Además la proporción de Rayos UV aumenta un 10% cada 1000 metros de altitud.
Tips para proteger la piel del frío:
- Abrigarse adecuadamente en el exterior las zonas más expuestas al frío. Usar gorro bufanda y guantes.
- Hidratarse y humectarse. Tanto en verano como en invierno es básico.
- Usar hidratantes y protectores solares en labios y evitar humedecerlos con saliva, porque los hace más permeables al sol.
- Las orejas son muy delicadas, ya que tienen abundante vascularización. Protegerlas con gorros y/o orejeras, y también con filtro solar.
- En el exterior usar anteojos con filtro UV y sobre todo para la nieve.
- Usar protector solar en todas las zonas expuestas en invierno y verano.
- No abusar de las duchas calientes y mantener de la calefacción entre 20 y 22 grados.
- En caso de aparecer o exacerbarse algún cuadro consultar con un dermatólogo.
