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workaholic

La profunda diferencia entre quienes ven el trabajo como algo instrumental y quienes lo ven como el único foco de su vida ¿Quién tiene la razón?

Por Cristopher Andrades

Usted ¿trabaja para vivir o vive para trabajar? Tómese un momento y trate de responder ¿Ya lo tiene? Hago esta pregunta habitualmente en los cursos y capacitaciones que ejecuto y cerca del 90% de las personas de diferentes profesiones y cargos responde “trabajar para vivir”. Pero, ¿qué significa realmente esto? Cuando una persona cree que se levanta en la mañana a cumplir alguna función en su trabajo simplemente para vivir, probablemente significa que está viendo el trabajo como un medio para un fin: las lucas ¿Le está pasando?

Si es así, no considero que sea del todo malo. De hecho, en nuestra sociedad, el dinero es un medio que nos proporciona la posibilidad de satisfacer nuestras necesidades más básicas; comida, vivienda, educación, salud, etc. Sin embargo, la investigación científica ha demostrado de forma sistemática que, una vez satisfechas las necesidades básicas, el dinero aporta poco o nada a la felicidad ¿Entonces lo correcto es vivir para trabajar? Hay personas que, en efecto, lo hacen y dedican su vida entera al trabajo.

Cuando les pido a las personas que participan en los talleres que levanten la mano aquellos que se consideran trabajólicos, adivinen qué pasa: entre el 70 y 80% de los participantes lo hace. En nuestra cultura, ser “trabajólico” es visto como un aspecto muy importante en el ámbito laboral, es tremendamente valorado y venerado. Cuando llega el término de la jornada, todos se quedan mirando y nadie quiere ser el primero en salir para no ser considerado “el zapatillas de clavo”; la filosofía reinante es “aquí, el que se va último, es el más comprometido y el que goza de mayor reputación en la organización” ¿Salir de los primeros? ¡Ni pensarlo! ¿Qué pensará el jefe?

Esta filosofía, sin embargo, también puede conllevar a un tremendo riesgo, al riesgo de perderse otras cosas fundamentales de la vida como, por ejemplo, estar más presente en el desarrollo y educación de los hijos, dedicar mayor atención a la pareja, amigos y seres queridos o, simplemente, dedicar tiempo a otras cosas que lo llenen de energía como la práctica de deportes, viajar, tocar algún instrumento (aquel que siempre le gustó pero que nunca aprendió), ó por qué no, también desarrollar alguna faceta artística en letras, artes visuales o plásticas.

Entonces, y a fin de cuentas, no se trata de elegir entre “trabajar para vivir” o “vivir para trabajar” sino de intentar encontrar, en lo más profundo, el equilibrio perfecto. Un equilibrio en el cual el trabajo ayude a vivir (satisfaciendo lo básico) pero que, por sobre todas las cosas, sea considerado como una fuente fecunda de bienestar, alineado inteligentemente con otros ámbitos esenciales de la vida.

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Cristopher Andrades Vásquez

Director Be Happy Consulting

Psicólogo Social y de las Organizaciones, Universidad de Talca, Chile. Realizó estudios de especialización en Psicología Laboral en Università degli studi di Génova, Italia. Diplomado© en Psicología Positiva en Instituto Chileno de Psicología Positiva. Ex consultor de Harvard Business Review América Latina. Relator para MSD Consultores. Fundador y Director de Be Happy Consulting. Se ha desempeñado como consultor de RRHH, docente y facilitador de capacitación en diversas empresas y organizaciones del país. Amante de los viajes y aficionado por el trekking y el running!