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Hace un par de semanas, me visitó una mujer en mi consulta. La primera vez la vi junto a su marido (padre de sus dos hijos) y luego les pedí verlos de manera individual a cada uno; como acostumbro hacer.

En su sesión individual, ella me dijo que tenía que hacerme una especie de confesión y que agradecía el espacio individual, ya que no sabía cómo decir frente a su pareja lo que tenia que confesar… que ya no estaba enamorada.

Al preguntarle en qué se basaba su afirmación y qué es lo que sentía por su marido ahora, me dijo que lo quería, que le tenía un cariño gigante, lo respetaba y que por ahora, había decidido estar con él, pero que había mucha rutina y que definitivamente ya no estaba enamorada.

Quizás mi visión del amor escapa a los cuentos que nos leían cuando niños y aunque no le quito la emoción, creo que el amor implica una serie de decisiones, elecciones y acciones.

Las primeras se basan en ese delicioso estado alterado de consciencia, donde incluso hablamos de tener insectos (mariposas) en la guata y creemos haber encontrado al príncipe azul, la bella durmiente o el cuento que hayamos leído.

La idealización, las hormonas y los neurotransmisores hacen lo suyo con fuerza y vivimos una sensación de euforia, hiperactividad, falta de concentración, exageración, vivencias intensas, pérdida del sueño, del hambre y del cansancio físico, etc. (si esto se mantuviera en las relaciones de pareja en el largo plazo, estaríamos “hechos bolsa”).

En un principio depende del otro/a, pero mucho más de lo que nosotros proyectamos en él. Hay un momento –que con distinto grado de consciencia- decidimos “tirarnos a la piscina”  seguir adelante y con el tiempo -y en el planeta Tierra-, es poco probable que se cumpla el : “y vivieron felices para siempre”.

La rutina, las peleas, los conflictos, la tapa del baño arriba, la estabilidad, la plata, los niños, pueden hacer que te preguntes si tomaste la decisión correcta y por ende, te enfrentas a la nueva decisión de si seguir con esa persona o renunciar.

Lo que decides está influenciado por una multiplicidad de factores, pero independiente de lo que decidas volverás a estar nuevamente en esa posición: de decidir. El amar o no es una decisión que TÚ tomas diariamente. Quizás en un principio te enamoraste, pero hoy tú decides seguir amando o no a esa persona.

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Ps. Rodrigo Jarpa

@rodrigojarpa