A todas nos enseñan desde pequeñas a seguir nuestros sueños y tener amor por lo que hacemos, pero son pocas las personas que realmente hacen lo que aman. Madelene Vásquez, es una de estas afortunadas. Hoy es una de las soprano chilenas más reconocidas en el mundo de la lírica.
Pertenece al coro profesional del Teatro Municipal de Santiago. Yo tuve el honor de escucharla por primera vez el 2014 en el concurso “Mujeres en la música”, organizado por la Universidad Mayor y el Capítulo Chileno del Museo Nacional de la Mujer en las Artes de Washington, donde sacó el segundo lugar. Madelene comenzó a cantar y mi piel inmediatamente se erizó. Alcanzaba unos tonos que yo no podría ni soñar, y su voz era tan dulce y clásica que parecía de película.
Muy sencilla y amable, ha tenido la fortuna de dedicarse a sus sueños, lo que le ha dado la oportunidad de cantar no sólo en Chile, sino también en Europa y otros países de Latinoamérica.
En esta entrevista les presento a una mujer que contra viento y marea, se atrevió a perseguir sus sueños, sin importar lo que le dijera el resto.
¿Cuándo comenzó tu acercamiento con la música?
Madelene: Desde que tengo recuerdos canté, no muy bien eso sí, me costaba mucho “entonar”, pero me hacía feliz, era tan desafinada que en el coro del colegio movía la boca para no echar a perder el sonido mis compañeras (ríe).
En 1992 tuve una gran experiencia, me llevaron por primera vez al municipal a ver la ópera Turandot, quedé enamorada del espectáculo, las luces, la orquesta, los trajes, las voces me parecieron un poco “fuertes” pero me emocioné mucho, y me propuse estar ahí algún día. y cuando la hicimos el 2009 me dieron un pequeñito rol de solista, fue alucinante, sentir que se cumplía un sueño!
¿Siempre fuiste apoyada por tu familia para seguir tu carrera?
Madelene: La verdad no. Cuando la familia no conoce mucho de carreras artísticas, hay aprehensiones, sobre todo con la estabilidad laboral, y con justa razón, no sobra el trabajo en el arte, pero como me gustaba tanto dejé la Licenciatura en Matemáticas que había comenzado y empecé a trabajar para pagar el conservatorio en la Universidad de Chile.
Después no les quedó otra que apoyarme, se convencieron de que era lo mío y ahora están muy felices, además encontré en este mismo camino a mi compañero de vida que se la ha jugado mil veces para que siga desarrollándome.
¿Qué significa para ti ser soprano en Chile?
Soy de una nueva generación de cantantes líricos que estamos construyendo un movimiento artístico muy importante para Latinoamérica y el mundo, tengo colegas que viven en otros países o que regularmente son invitados a festivales y temporadas, eso de alguna manera nos transforma en “embajadores culturales” y es motivo de mucho orgullo.
Por otra parte, los últimos años nos hemos reunido con amigos en proyectos sociales para promover el arte en sectores que no tienen tanto acceso, y tratar de llevar el mensaje de que somos profesionales igual que los demás de la sociedad y que si se puede “vivir del arte”. Es una linda responsabilidad.
¿Crees que en Chile hay suficientes espacios para la música? ¿Y para las mujeres cantautoras?
Se están abriendo espacios, pero aún es insuficiente, lo dramático es que casi no hay cuerpos estables, muchas cantantes viven de proyectos y eso cansa, no permite proyectarse hacia el futuro con seguridad. En el área docta, tengo la fortuna de trabajar en el Teatro Municipal de Santiago, pero hay muchas buenas artistas que deben dividir su tiempo entre algún trabajo “estable” y el resto dedicarlo al arte… no es muy bueno para el país porque se pierden creadoras e intérpretes con mucho potencial, un país sin cultura no tiene identidad y eso es un pilar de desarrollo.
¿Cuál ha sido hasta ahora el momento más importante en tu carrera?
El año 2014 recibí la invitación de la Orquesta Sinfónica de Campinas en Brasil,(una de las más antiguas de Brasil que tiene muchas y muy prestigiosas) como solista de la gala de navidad que realizan con distintas figuras internacionales, un concierto muy brillante al estilo vienés, con más de 6000 personas al aire libre…Fue muy emotivo porque es un público que respeta y admira a su orquesta y a su director que además es chileno (Maestro Víctor Hugo Toro) y cantar ahí con fue muy intenso. A veces te valoran más en otras tierras…
¿Cuál ha sido el más difícil?
Al comienzo, no tener todos los recursos económicos que se necesitan, para aprender idiomas y viajar a estudiar o audicionar, eso provoca mucha frustración, pero le di una vuelta e inicié SantiagoArte, una empresa gestión artística, para poder compensar y tener como invertir en mi propia carrera. Hay que estar muy consciente de que nuestro país tiene muchas necesidades y la inversión pública en cultura es muy baja, así que los artistas tenemos que hacer magia para ir a perfeccionarnos fuera de Chile, asistir a concursos internacionales y ser competitivos, hay mucho talento pero realmente hay que ser muy perseverante y arriesgado.
¿Qué obstáculos has tenido que pasar?
Lo más importante para un artista es tener el escenario para crecer, ser cantante y de ópera especialmente, no se construye totalmente en una sala de clases, lograr adquirir solvencia y seguridad en las capacidades depende en una gran parte de poder cantar roles protagónicos en escenarios profesionales, y el que existan tan pocos teatros nos impide, a los que estamos emprendiendo una carrera, lograr la experiencia necesaria.
Al principio eres muy joven y cuando tienes la plenitud de tu voz… no tienes experiencia. En otros países hay compañías de mediando tamaño que hacen sus temporadas con jóvenes solistas locales, se produce una dinámica positiva, ya que son espectáculos más económicos y el público tiene mas chance de asistir.
¿Algún mensaje a las mujeres que buscan perseguir sus sueños pero no saben cómo
Las mujeres tenemos fuerza interior y amor por lo que hacemos, debemos perseverar y creer que las oportunidades las generamos nosotras, que en el arte hay distintos espacios por lo que debemos ser pacientes e ir en busca de ellos, atrevernos a crear e innovar. Entender que en nosotras ya hay capital de trabajo y transformar ese sueño en un plan de negocios con etapas bien definidas. Y por último, no escuchar un NO antes de que te lo digan!
