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Cuando hablamos de temprana edad, ¿qué quiere decir? En la mayoría de los casos nos referimos a la etapa en la que los pequeños están más envueltos en estímulos por doquier, es decir, cuando son bebés. Ya sea que tu hijo esté recién nacido o esté apunto de alcanzar los 2 o 3 años, hay ciertos consejos que se pueden seguir para agilizar su agudeza mental e inteligencia emocional. Para que te hagas una idea, aquí te mencionamos algunos:

Charla constantemente con tu bebé
Si tu hijo está recién nacido o aún no puede hablar, es recomendable que igualmente mantengas una charla con él. ¿De qué forma? Responde a los sonidos infantiles con vocalizaciones y extiende lentamente tus sílabas con voz aguda a medida que exclamas frases de cariño. Esta forma de hablar se llama parentese, y las expresiones faciales exageradas y las vocales prolongadas ayudan a que los niños absorban todos los sonidos de nuestro lenguaje.

Por otro lado, si el niño ya puede comunicarse con algunas palabras, intenta con charlas divertidas para que empiece a entender nuevos términos. También fomenta el positivismo, preguntándole al final del día cosas como ¿qué es lo más divertido que hiciste hoy? Tal vez al principio no te entienda, pero si lo vuelves una rutina, cada día será más consciente de las cosas buenas que le rodean y no de las malas.

Fomentar una temprana pasión por los libros
Elige libros con imágenes grandes y coloridas, y comparte el placer de que tu bebé señale ciertas imágenes. O incluso haz ruidos que tengan relación con el libro, como en Caperucita Roja cuento, donde puedes imitar la voz del lobo feroz. Modula el tono de tu voz, simplifica o elabora las líneas de la historia y anima a los niños pequeños a hablar sobre libros. Recuerda que desarrollar el lenguaje receptivo del bebé (comprender las palabras habladas) es más importante que desarrollar su lenguaje expresivo (hablar) en la infancia.

Canta esas canciones infantiles que recuerdes
Además de la melodía, cuando puedas, agrega movimientos corporales y juega con los dedos. Esto ayuda a que tu bebé conecte los sonidos con acciones motoras grandes y pequeñas. Las canciones también mejoran el aprendizaje de los ritmos, rimas y patrones de lenguaje de tu hijo.

Elige juguetes que permitan a los bebés explorar e interactuar
Los juguetes como bloques apilables, ayudan a su bebé a aprender las relaciones de causa y efecto y el razonamiento “si-entonces”. Por ejemplo, si un niño apila demasiados bloques sin enderezarlos, se caen. Si logra apilar bloques uno encima del otro con éxito, “conecta” esa información.

Siempre haz contacto visual
Aprovecha esos breves momentos en que los ojos de tu recién nacido están abiertos y mira directamente hacia ellos. Sigue haciéndolo conforme vaya creciendo y verás que la comunicación con tu hijo será más sencilla. Además, los bebés reconocen las caras desde el principio, ¡y la tuya es la más importante! Cada vez que te mira, está construyendo su memoria.

Saca la lengua
Aunque no lo creas, los estudios demuestran que los recién nacidos desde los 2 días de edad pueden imitar los movimientos faciales simples, es un signo de una resolución de problemas muy temprana.

Amamanta, si es posible
Y hazlo todo el tiempo que puedas. Es un hecho que los escolares que fueron amamantados cuando eran bebés tienen un coeficiente intelectual más alto. Además, amamantar es un buen momento para vincularte en mayor medida con tu bebé cantando, hablando o simplemente acariciándolo.

No te olvides de darle un descanso
Pasa unos minutos cada día simplemente sentada en el piso con tu bebé, sin música, luces brillantes ni trucos divertidos. Esto supone un momento de relajación para él y también le permitirá explorar. Asegúrate de supervisarlo pero déjalo un poco en libertad a ver a dónde te lleva.