El ‘ghosting’, un término que nos suena cada vez más familiar en la era digital, se refiere a la acción de desaparecer sin dejar rastro en una relación o interacción social. Esta práctica, que muchos hemos experimentado ya sea como autores o como víctimas, plantea una interrogante fundamental: ¿Por qué algunas personas eligen desvanecerse en lugar de enfrentar una situación de conflicto o desinterés?
Para entender este fenómeno, es necesario adentrarnos en las profundidades de la psicología humana. En primer lugar, el ‘ghosting’ puede ser visto como un mecanismo de defensa. Frente a la ansiedad, el miedo al rechazo o simplemente la incomodidad de una conversación difícil, la opción de desaparecer sin dar explicaciones puede parecer la más sencilla y menos dolorosa.
Otro aspecto a considerar es el impacto de la tecnología en nuestras relaciones interpersonales. Las redes sociales y las aplicaciones de citas han transformado la forma en que interactuamos, creando a menudo una sensación de desapego e impersonalidad. En este contexto, cortar la comunicación de manera abrupta puede parecer menos significativo, como si cerráramos una aplicación más en nuestros dispositivos.
Sin embargo, las consecuencias del ‘ghosting’ son muy reales para quien lo sufre. La falta de un cierre claro puede dejar a la persona en un estado de confusión, cuestionamiento e incluso dolor emocional. Es importante reconocer que detrás de cada pantalla hay seres humanos con emociones y necesidades.
Curiosamente, aunque muchos condenan esta práctica, no es raro que aquellos que han sido ‘fantasmas’ alguna vez, terminen experimentando el ‘ghosting’ desde el otro lado. Este ciclo sugiere una falta de habilidades de comunicación y resolución de conflictos en nuestra sociedad.
Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? La clave podría estar en fomentar una cultura de comunicación abierta y honesta. Aprender a expresar nuestros sentimientos y necesidades de manera clara puede ayudar a prevenir malentendidos y heridas innecesarias. Asimismo, desarrollar la empatía y ponerse en el lugar del otro nos permite entender el impacto de nuestras acciones.
Finalmente, es esencial recordar que el respeto y la consideración hacia los demás son fundamentales en cualquier tipo de relación. Aunque pueda parecer difícil, enfrentar situaciones incómodas y ofrecer una explicación o un cierre, por más breve que sea, no solo es una cuestión de madurez emocional, sino también de humanidad.
El ‘ghosting’ no es más que un reflejo de nuestros miedos y limitaciones. Al enfrentarlos, no solo mejoramos nuestras relaciones, sino que también crecemos como individuos. La próxima vez que te encuentres en una situación donde consideres desaparecer, piensa en el impacto de tus acciones y elige un camino de respeto y claridad. Porque al final del día, todos merecemos un cierre, una explicación, un adiós.
Joanna Wurmann, Editora y Corresponsal en Miami, Mujer y Punto.
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