You are currently viewing Triunfando con Sabor: La Historia del Chef Michael Beltrán y Brasserie Laurel

Por Joanna Wurmann

Me encanta cuando voy a un restaurante a comer y la experiencia incluye más que solo degustar deliciosos platos; se convierte en una experiencia única y especial. Una de esas que te quedan incrustadas en la memoria y que hacen que se destaquen dentro de todos los restaurantes que año tras año conozco o visito. Además, me permite escribir un artículo diferente y más original. Pues eso fue lo que me pasó hace unos días cuando visité Brasserie Laurel.

Este restaurante, ubicado en Downtown Miami, pertenece al Chef Michael Beltrán. Si eres un sibarita como yo, probablemente sabrás que el Chef Beltrán tiene varios premios a su haber, siendo la estrella Michelin que ha recibido por dos años consecutivos por su restaurante Ariete, uno de sus logros más destacados. ¡Y ya me imagino lo que están pensando! Ah, entonces es obvio que una visita a alguno de sus restaurantes te asegura una noche inolvidable. Lo que no deja de ser verdad, y no puedo negar que la comida estuvo espectacular, pero en esta ocasión, el tema va más allá de los platillos y/o las preparaciones.

Pero comencemos por el principio. Brasserie Laurel ofrece una carta predominantemente francesa, donde la mantequilla y las hierbas son los reyes de la noche. Claramente, de ahí saca el término “Laurel” para el nombre, que además de ser una hierba muy interesante, tiene un sabor y aroma muy distintivo. Es muy versátil y se puede utilizar tanto en platos salados como dulces. Pero, además, el laurel se asocia con la victoria, la excelencia y el triunfo, y es símbolo de conocimiento y sabiduría. Me imagino que ya saben a dónde voy. Pero antes de llegar a la conclusión, veamos un poco la historia de Beltrán.

Nacido en una familia cubano-norteamericana, Beltrán se crio en el barrio de Little Havana y, como todo chico de su edad, tenía sueños. Solo que los de él eran convertirse en un chef famoso con muchos restaurantes y premios a su haber. Y como lamentablemente, el ser humano tiene la mala costumbre de “tirarnos para abajo” y decir que los sueños son imposibles, el chico siempre recibía como comentario a su sueño: “Eso pasará cuando los cerdos vuelen”. Y el resto ya se lo imaginan, con 8 restaurantes a su haber, importantes galardones, así como la estrella Michelin que ya les mencioné, está claro que en este caso preciso, el cerdo voló. Por lo tanto, no debe sorprendernos que el símbolo del chef y sus restaurantes sea un cerdo con alas y que su último restaurante lleve en su nombre el término “Laurel”, que simboliza, como les dije antes, ¡excelencia y TRIUNFO!

Pero como este artículo se trata sobre Brasserie Laurel y no sobre Beltrán, a continuación, mi experiencia:

Mi visita a Brasserie Laurel durante el Miami Spice fue una experiencia excepcional. Probé una variedad de platillos que incluían el Crudo de Kampachi con pilpil, peras encurtidas y aceite de espelette; los escargots servidos en un vol-au-vent con mantequilla de hierbas y crema de rábano picante; y el Mussel Bouillabaisse con jugo de langosta, papas, hinojo y pan tostado. Cada plato era una obra maestra que combinaba la elegancia y simplicidad de la cocina francesa con un toque moderno y creativo. Y, para culminar, disfruté de un Rum Baba con crema batida crème fraîche que fue el epílogo perfecto para una velada culinaria inolvidable.

En esta ocasión, mi Excepcional Placer Culinario (EPC) fue más que una experiencia culinaria ordinaria. Los agnolotti de Sopa de Cebolla, rellenos de cebolla caramelizada, acompañados de consomé de res, espuma de gruyère y migajas de pan, fueron una auténtica revelación gastronómica. Este platillo me recordó la paradoja de la ‘Navaja de Ockham’, que aboga por la simplicidad en la resolución de problemas:

A pesar de la aparente complejidad de convertir una sopa de cebolla en forma de pasta rellena, la ejecución magistral de este plato demostró lo contrario. La cebolla caramelizada se transformó en un relleno delicioso, el consomé de res aportó profundidad, la espuma de gruyère añadió suavidad y las migajas de pan crujientes completaron la experiencia. Este plato es un claro ejemplo de cómo la creatividad culinaria puede convertir lo simple en extraordinario y subraya la idea de que, a veces, la simplicidad es el camino hacia la grandeza culinaria.

Joanna Wurmann, Editora y Corresponsal en Miami, Mujer y Punto.
Para más de Miami sígueme en @miamibyjoey

Brasserie Laurel, 698 NE 1st Ave, www.brasserielaurel.com

Fotografías: Fuji Film Girl