Por Joanna Wurmann
Cada enero, como muchas de nosotras, me siento con un cuaderno en blanco y una taza de té caliente, reflexionando sobre el año que ha pasado y soñando con el que está por comenzar. Las resoluciones de Año Nuevo son una tradición que, a pesar de su fama de ser efímeras, nos llenan de esperanza y nos impulsan a mejorar. ¿Sabías que solo un pequeño porcentaje de las personas logran mantener sus resoluciones más allá de febrero? Pero este año, vamos a asegurarnos de ser parte de ese grupo exitoso.
Elección de Resoluciones Realistas
Empecemos por lo básico: elegir nuestras resoluciones. Durante años, me propuse objetivos grandiosos y, para ser honesta, poco realistas. Este año, decidí enfocarme en metas SMART: específicas, medibles, alcanzables, relevantes y temporales. Por ejemplo, en lugar de decir “voy a hacer más ejercicio”, opté por “voy a caminar 30 minutos al menos tres veces por semana”. Así, cada pequeño logro se siente como un paso adelante.
El Poder de los Hábitos Pequeños:
Estudios recientes muestran que los cambios pequeños y constantes son más sostenibles a largo plazo. Por ejemplo, en lugar de proponerte una hora diaria de ejercicio, comienza con quince minutos y aumenta gradualmente. Estos hábitos chicos pueden tener un impacto significativo a lo largo del tiempo.
Planificación y Organización
Trazar un plan es crucial. Yo este año utilizaré alguna aplicación de planificación para desglosar mis metas en tareas más pequeñas y asignarles fechas específicas. Esto no solo me ayudará a visualizar mi progreso, sino que también me permitirá ajustar mis plazos si algo no va según lo planeado.
Manteniendo la Motivación
La motivación puede ser esquiva, lo sé. En esos días en los que me siento desanimada, recuerdo por qué establecí esas resoluciones en primer lugar. Me trato con cariño y me permito días de descanso, pero sin perder de vista mis objetivos. Los contratiempos son parte del viaje, y cada caída es una oportunidad para levantarse con más fuerza.
Visualización Positiva:
La psicología sugiere que visualizar no solo el éxito, sino también los pasos para llegar allí, aumenta las posibilidades de alcanzar nuestras metas. Cada noche, dedicaré unos minutos a visualizar no solo mis objetivos finales, sino también las acciones diarias que me llevarán a ellos.
Rodearse de Apoyo
Otro hallazgo interesante es el papel crucial que juega nuestro entorno social en el éxito de nuestras resoluciones. Unirse a grupos o tener un compañero de metas puede proporcionar la motivación y el apoyo necesarios para perseverar.
Al final, las resoluciones de Año Nuevo son más que una lista de tareas; son un reflejo de nuestras aspiraciones más profundas. Ya sea que quieras mejorar tu salud, avanzar en tu carrera o aprender una nueva habilidad, recuerda: el cambio es un proceso, no un destino.
Ahora, me encantaría escuchar tus historias. ¿Cuáles son tus resoluciones para este año?
Joanna Wurmann, Editora y Corresponsal en Miami, Mujer y Punto.
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