You are currently viewing El feminismo debe ser cosa de todos los días

Por Joanna Wurmann

En cada rincón del mundo y a lo largo del calendario, resuena una fecha que nos invita a pausar y reflexionar: el Día Internacional de la Mujer. Más allá de una efeméride, esta jornada simboliza una oportunidad para analizar profundamente las razones por las cuales se ha ganado un lugar en el almanaque. Lejos de limitarse a una celebración por nuestra identidad de género, se trata de una convocatoria a reconocer y enfrentar las injusticias, desigualdades y violencias que impregnan todos los aspectos de nuestra vida, desde las interacciones diarias hasta los medios de entretenimiento y las expectativas sociales impuestas.

Como bien señala Chimamanda Ngozi Adichie, una voz ineludible en este diálogo, «Todos deberíamos ser feministas». Este llamado no es una cuestión de política, religión, moda o rencor, sino una urgente necesidad de transformar un paradigma de separación, competencia y dominación que históricamente ha causado gran daño. El feminismo, desde la perspectiva de Adichie, busca un mundo donde todos los géneros sean respetados y gocen de igualdad de derechos, un entorno más seguro, justo e inclusivo para todos.

El feminismo, entonces, no es exclusivo de las mujeres ni opera solo en beneficio de ellas; es una batalla por la inclusión, la dignidad, la tolerancia y el amor. Adichie nos recuerda que el objetivo del feminismo es construir un bienestar colectivo, desafiando las barreras incluso lingüísticas para promover la inclusividad.

Este movimiento se extiende más allá de reconocer nuestras propias cadenas y limitaciones; como Adichie insta en sus discursos, debemos ampliar nuestra mirada para incluir a aquellas mujeres en contextos menos visibles, como las afectadas por la explotación en la industria textil global. Su llamado a la conciencia es un recordatorio de que nuestras elecciones de consumo tienen rostro y consecuencias, muchas veces invisibilizadas por la distancia.

Incorporar las enseñanzas de Chimamanda Ngozi Adichie en nuestra reflexión sobre el feminismo nos invita a cuestionar las estructuras, tanto internas como externas, que nos constriñen. Honrar nuestra autenticidad, abogar por la inclusión y practicar la solidaridad son actos revolucionarios que, en palabras de Adichie, nos acercan a un mundo donde la equidad no es una aspiración, sino una realidad.

El feminismo, tal como nos enseña Adichie, debe vivirse como una práctica diaria de autenticidad, inclusión y paz. Este desafío constante de integrar principios feministas en nuestra vida cotidiana es esencial para generar un cambio significativo y duradero. Inspirándonos en las palabras y el ejemplo de Chimamanda Ngozi Adichie, recordemos que la lucha por la igualdad y la justicia debe resonar en cada uno de nuestros actos, extendiendo el espíritu del feminismo más allá de una fecha en el calendario hacia una vivencia cotidiana de respeto y equidad.