Follamos hasta saciarnos,
hasta perder los miedos
y acrecentar el deseo.
Follamos para despedirnos,
volvernos a romper
y tratar de detener nuestro deseo
en esa habitación.
Follamos,
porque amarnos nos dolía
y dolía tanto,
que hacer el amor,
nos hubiera jodido más.
Amarnos,
como locos de deseo,
sedientos de besos,
orgasmos.
Ámame,
solo una vez más,
pero no me folles el corazón,
porque no podré volver
una vez más de ti.
Por:
Arlette Riquelme