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¿Creían que era cosa de llegar, tocar el timbre, entregar la pizza y que la comiéramos calladita (y enterita) sin chistar? ¡No, señor! Los tiempos han cambiado y muchas preferimos despedir al tren con pañuelitos blancos cual palomitas de la Ligua, antes que aceptar cualquier macho. O mejor dicho, cualquier pene mal educado. Aquí algunos ejemplos de miembros con mala conducta.

– “Sacarse la ropa de una”: Okey. Es verdad que los “rapiditos” tienen su encanto y la “violación consensuada” es fascinante, pero no hay nada peor que pedir el baño para echarnos una manito de gatúbela ganosa y al volver, encontrarnos con el susodicho sacándose el último calcetín y levantando las cejas como diciendo: “Mira la sorpresita que te tengo”. Craso error. Los mejores regalos son los que abres con cuidado, si no ¿para qué envolverlos? (Por lo demás, a menos que la vista sea panorámica, no conviene darlo todo)

– “Coma diabético sexual”: Un macho rudo es una delicia y el galán suave también tiene lo suyo, pero de ahí al “mamón de culebrón centroamericano” hay orgasmos de diferencia. Por eso, por favor evitar  decir al oído palabras como “monita chula, aquí tiene su banana”, “bomboncito, la voy a dejar rellena”, “peluche de pasión”, “melocotón irritado”,  etc.

-“Gemir como fémina”: Esto es serio. Los hay que parecen gatos castrados, otros bebés pidiendo su tercera papa, pero sea como sea, el tema es preocupante. Los sonidos sexuales pueden hacernos creer que estamos en plena película porno… O bien que estamos amamantando. Y a menos que hablemos de ciertos fetiches, me parece que la diferencia está clarísima.

-“Irse sin esperarnos”: ¿Es necesario explicarlo?

-“Hacer clave Morse con el clítoris”: Imaginemos que la vagina es una canción y el clítoris su estribillo. ¿Queremos rock progresivo épico o un one hit wonder pop? Si la respuesta es- y debiera ser- la primera, entonces es necesario calmar la ansiedad y entender que por muy graciosito que sea el botón mágico, tocarlo tiene su ciencia. De arriba abajo, movimientos circulares, presionar fuerte y soltar después,  jugar con el gorrito o capuchón (sabía que lo tiene, ¿verdad?) son aspectos elementales de una buena jugada clitoriana. El que sabe hacerla nos regala una idea segura al planetario y si la dama es agradecida, usted también tendrá free pass de por vida.

– “Equivocarse de agujero”: “A la cuenta de tres. Uno… ¡Y tres!” o “perdón, ¡es que no me di cuenta! Y la más asquerosa de todas: “Lo necesito para sentir que estamos avanzando en la relación”. ¿Les suena? Si es así, por favor ¡auto flagélese! A menos que la aventura nazca de la misma damisela, no es recomendable presionar en zonas de alto riesgo.

-“No medir los nalgazos”: Un macho fuerte tipo leñador con cara de “te voy a partir en dos” es excitante, pero no poder sentarse al otro día en la oficina, caminar como recién salida del caballo o tener senda mano marcada en el trasero, no lo es tanto. Como en todo, mídase.

(No es que seamos complicadas ¿ah?)

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Carla Stagno Gray: Periodista y guionista. Ha trabajado en medios escritos y de televisión, donde condujo y realizó la producción periodística para programas de corte cultural y turismo. Hace dos años que se dedica principalmente a escribir guiones, destacando su trabajo en las teleseries “Los Ángeles de Estela” y “40 y Tantos”, ambas de Televisión Nacional de Chile.

Twitter: @carlaguionista